Página 129 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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La separación del mundo
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localidad de _____ han hecho de Dios su apoyo y heredad, y han
procurado fervientemente conocer y hacer su voluntad? Hay muchos
que son siervos de Cristo de nombre, pero no en verdad.
Cuando uno se rige por los principios religiosos, corre poco
peligro de cometer graves errores, porque el egoísmo, que siempre
enceguece y engaña, queda subordinado. El sincero deseo de hacer
bien a otros, predomina de tal manera que se olvida al yo. El sustentar
firmes principios religiosos es un tesoro inestimable. Es la influencia
más pura, elevada y sublime que pueden sentir los mortales. Los que
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disponen de ella, cuentan con un ancla. Reflexionan antes de dar
un solo paso, no sea que su efecto perjudique a otros y los aparte
de Cristo. Preguntan constantemente: Señor, ¿cómo puedo servirte
mejor, y glorificar tu nombre en la tierra? ¿Cómo puedo conducir
mi vida para alabar tu nombre en la tierra e inducir a otros a amarte,
servirte y honrarte? Permíteme tan sólo desear y elegir cumplir tu
voluntad. Sean las palabras y el ejemplo de mi Redentor la luz y
fortaleza de mi corazón. Mientras confíe en él, no me dejará perecer.
El será mi corona de regocijo.
Si tomamos equivocadamente la sabiduría del hombre por la de
Dios, nos extraviará la insensatez de la sabiduría humana. Tal es
el gran peligro de muchos de los que están en _____. No tienen
experiencia propia. No han seguido el hábito de considerar con
oración por su cuenta, sin prejuicios, las cuestiones y los temas
nuevos que puedan surgir. Esperan para ver lo que piensan otros.
El disentimiento ajeno es todo lo que se necesita para convencerlos
de que el tema considerado carece de importancia. Aunque esta
clase de personas es numerosa, ello no cambia el hecho de que no
tienen experiencia y que su mente es débil porque cedieron durante
mucho tiempo al enemigo. Serán siempre tan enfermizos como
infantes; andarán a la luz ajena y vivirán según la experiencia de
otros; sentirán como sientan los demás, y actuarán como ellos, como
si no tuvieran individualidad, porque su identidad está fundida en la
ajena. Son simplemente sombras de quienes para ellos tienen razón.
A menos que se percaten de su carácter vacilante y lo corrijan, se
verán todos privados de la vida eterna; no podrán resistir los peligros
de los postreros días. No poseerán energía para resistir al diablo;
porque no saben que de él se trata. Es necesario que haya alguien
a su lado para indicarles si se acerca un enemigo o un amigo. No