Página 13 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Los tiempos del tomo dos
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sus filas. Como mensajera del Señor, la Señora de White se dedicaba
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fiel e intensamente a enviar sus mensajes orales y escritos contra
estas peligrosas tendencias, animando a los miembros de la iglesia a
alcanzar la norma divina de integridad y justicia.
En algunas oportunidades a la Señora White se le dieron revela-
ciones pertinentes a la experiencia de una cantidad de individuos de
una sola iglesia. Después de entregar en conjunto estos testimonios
individuales, más tarde escribió la instrucción y la envió a la iglesia
correspondiente. En el tomo 2 aparece un buen número de tales
comunicaciones.
Quien lea cuidadosamente las 626 páginas de esta obra se sentirá
impresionado, no solamente con la gran diversidad de los temas que
trata, sino también con la enorme cantidad de material incluido en
estos testimonios personales escritos durante un tiempo tan corto. A
pesar de eso, se debe tomar en cuenta que el material publicado sólo
representa una parte de lo que la Señora de White escribió durante
este período.
Pocas semanas antes de la aparición del testimonio número 15,
el pastor White había escrito una nota para la
Review and Herald,
pidiendo que las personas a quienes la Señora de White había dado
un testimonio oral, esperaran con paciencia hasta que pudieran reci-
bir copias del mismo. Refiriéndose a la diligencia y a la persistencia
con que la Señora de White atendía su trabajo, dijo:
“En esta rama de sus labores ella tiene más o menos dos meses
de trabajo entre manos. Durante su gira por el este utilizó todo su
tiempo libre escribiendo dichos testimonios. Aun llegó a escribir
muchos de ellos mientras se hallaba en reuniones y otros predicaban
y hablaban. Después de su regreso su salud y sus fuerzas se han
desmejorado por dedicarse tan enteramente a este trabajo. Por lo
general escribe de 20 a 40 páginas cada día”.—
The Review and
Herald, 3 de marzo de 1868
.
Bien podemos imaginar el alivio que experimentó la Señora de
White al entregar el
Testimonio
número 15, y su deseo de disfrutar
de algunos días de tan necesitado descanso; pero diez días después
estaba dedicada nuevamente a la tarea de entregar los muchos men-
sajes que se le habían confiado. El viernes 12 de junio por la tarde,
se encontraba en Battle Creek hablando “a los jóvenes en general”.
“Se había dirigido a varios personalmente”, hasta casi las diez de la
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