Página 172 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
Satanás emplea como sus médiums a personas que se han opues-
to acerbamente a la verdad de Dios. Se les presenta asumiendo la
forma y vestimenta de otra persona, tal vez un amigo del médium.
Convence a éste usando palabras de ese amigo, y relatando circuns-
tancias que están por ocurrir o que realmente han ocurrido, y de las
cuales el médium no sabía nada. A veces antes de un fallecimiento
o de un accidente, por medio de un sueño o de una caracterización,
conversa con su agente y hasta le imparte conocimiento por medio
de sus sugestiones. Pero ésta es sabiduría del infierno y no de lo alto.
La sabiduría enseñada por Satanás se opone a la verdad, a menos
que sea para servir a sus fines, y se viste aparentemente con la luz
que rodea a los ángeles. A cierta clase de mentes les sancionará parte
de lo que creen los seguidores de Cristo, mientras que les aconsejará
rechazar otra parte considerada como error peligroso y fatal.
Satanás es un obrero maestro. Emplea con buen éxito su sabi-
duría infernal. Está dispuesto a enseñar a aquellos que rechazan
el consejo de Dios contra su propia alma y está capacitado para
ello. Suele revestir de toda la bondad posible, y hacer tan atrayente
como puede, la carnada que ha descubierto que le es útil para atraer
almas a su red, a fin de asegurarlas en su camino infernal. Todos
aquellos a quienes entrampe así aprenderán a un costo espantoso
cuán insensato es vender el cielo y la inmortalidad por un engaño de
consecuencias fatales.
Nuestro adversario el diablo, no está desprovisto de sabiduría
y fuerza. Anda en derredor como león rugiente, buscando a quien
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devorar. Obrará “con grande potencia, y señales, y milagros mentiro-
sos, y con todo engaño de iniquidad en los que perecen; por cuanto
no recibieron el amor de la verdad para ser salvos”.
2 Tesalonicenses
2:9, 10
. Debido a que rechazaron la verdad “les envía Dios operación
de error, para que crean a la mentira; para que sean condenados todos
los que no creyeron a la verdad, antes consintieron a la iniquidad”.
Vers. 11, 12
. Tenemos que contender con un enemigo poderoso y
seductor, y nuestra única seguridad estriba en Aquel que va a venir
y que consumirá a este gran engañador con el espíritu de su boca y
lo destruirá con el resplandor de su venida.
Les recomiendo esto en el temor de Dios, y les ruego que se
levanten de entre los muertos y entonces Cristo les dará vida.