Página 233 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Responsabilidades de los jóvenes
Si los jóvenes pudiesen ver cuánto bien podrían hacer si qui-
sieran hacer de Dios su fortaleza y sabiduría, no seguirían ya una
conducta de negligente indiferencia para con él; no serían seducidos
ya por la influencia de los no consagrados. En vez de sentir que
tienen la responsabilidad individual de esforzarse para beneficiar a
otros y conducirlos a la senda de la justicia, se dedican a buscar su
propia diversión. Son miembros inútiles de la sociedad y su vida
carece tanto de propósito como la de las mariposas. Los jóvenes
pueden tener un conocimiento de la verdad y creerla, pero sin vivirla.
Los tales poseen una fe muerta. Su corazón no se ha conmovido
de manera que afecte su conducta y carácter a la vista de Dios, y
no están más cerca de cumplir su voluntad que los incrédulos. Su
corazón no se conforma con la voluntad de Dios, y están enemista-
dos con él. Los que se dedican a las diversiones y aman la sociedad
de los buscadores de placeres, sienten aversión por los servicios
religiosos. ¿Dirá el Maestro a estos jóvenes que profesan su nombre:
Bien hecho, buenos y fieles siervos, a menos que sean en verdad
buenos y fieles?
Los jóvenes están en gran peligro. Sus lecturas livianas causan
mucho mal. Pierden el tiempo que debieran emplear en una forma
útil. Algunos llegan hasta a privarse de sueño para terminar algún
ridículo cuento de amor. El mundo está inundado de novelas de todas
clases. Algunas no son de carácter tan peligroso como otras. Unas
son inmorales y obscenas; otras están barnizadas con más refina-
miento; pero la influencia de todas es perniciosa. ¡Ojalá los jóvenes
reflexionaran acerca de la influencia que tienen sobre la mente las
historias excitantes! ¿Podéis abrir la Palabra de Dios después de
una lectura tal, y leer con interés las palabras de vida? ¿No encon-
tráis insípido el Libro de Dios? El encanto de aquella historia de
amor pesa sobre la mente, la excita e impide que concentréis vuestro
espíritu en las verdades importantes y solemnes que conciernen a
vuestro interés eterno. Pecáis contra vuestros padres al dedicar a un
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