Página 234 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
propósito tan malo el tiempo que les pertenece, y pecáis contra Dios
al emplear así el tiempo que debierais dedicar a la devoción a él.
Es deber de los jóvenes estimular la sobriedad. La liviandad
y las bromas causarán aridez al alma y harán perder el favor de
Dios. Muchos de vosotros pensáis que no ejercéis mala influencia
sobre los demás, y así os sentís satisfechos en cierta medida; pero
¿ejercéis influencia para el bien? ¿Procuráis por medio de vuestra
conversación y vuestros actos conducir a otros al Salvador, o, si
profesan creer en Cristo, los conducís a caminar cerca de él?
Los jóvenes deben cultivar un espíritu de devoción y piedad.
No pueden glorificar a Dios a menos que procuren constantemente
alcanzar la plenitud de la estatura de Cristo: la perfección en Cristo
Jesús. Medren y abunden en vosotros las gracias cristianas. Dad
a vuestro Salvador vuestros mejores y más santos afectos. Prestad
entera obediencia a su voluntad. El no aceptará menor devoción que
ésta. No permitáis que las burlas y los escarnios de aquellos cuya
mente se dedica a la vanidad os hagan perder la firmeza. Seguid
a vuestro Salvador, ora gocéis de buena o mala reputación; tened
por gozo y sagrado honor el llevar la cruz de Cristo. Jesús os ama
y murió por vosotros. A menos que procuréis servirle con vuestros
afectos indivisos, no alcanzaréis la perfecta santidad en su temor, y
os veréis obligados a oír al fin la palabra terrible:
Apartaos
.
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