Página 235 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Siervos de Mammón
El caso del Hno. I es terrible. Este mundo es su dios; adora el
dinero. No prestó atención a la amonestación que se le dio hace
años para vencer su amor al mundo mientras todavía estaba en pleno
uso de sus facultades. El dinero que ha acumulado desde entonces
es semejante a otras tantas cuerdas que han enredado su alma y la
han atado a este mundo. A medida que sus propiedades han ido en
aumento, se ha vuelto más ansioso de obtener ganancias. Todas las
facultades de su ser están dedicadas a este único objetivo: ganar
dinero. Este ha sido el motivo de sus pensamientos, la preocupación
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de su vida. Ha orientado todas las facultades de su ser en esta
única dirección hasta que para todos los efectos prácticos se ha
convertido en un adorador de Mammón. En este aspecto está fuera
de sí. El ejemplo que le ha dado a la familia está induciendo a sus
miembros a creer que las propiedades tienen más valor que el Cielo y
la inmortalidad. Por años ha estado educando su mente para adquirir
propiedades. Está sacrificando sus intereses eternos por los tesoros
de la tierra. Ama la verdad, ama los principios de la verdad, y le
gusta que otros prosperen en la verdad; pero se ha convertido en un
esclavo tan sometido a Mammón, que se siente obligado a servir
a ese amo mientras viva. Pero mientras más viva, más dedicado
estará a su amor al dinero, a menos que se aparte radicalmente de su
terrible dios: el dinero. Será como si le sacaran los órganos vitales,
pero tendrá que hacerlo si valora el Cielo.
No necesita la censura de nadie, sino la lástima de todos. Su
vida ha sido un terrible error. Ha sufrido enfermedades pecuniarias
imaginarias, mientras vivía rodeado de abundancia. Satanás ha to-
mado posesión de su mente, y al excitar su tendencia a la avaricia,
lo ha enloquecido en este aspecto. Las facultades más elevadas y
nobles de su ser han sido sometidas en gran medida a inclinaciones
mezquinas y egoístas. Su única esperanza es quebrantar las ataduras
de Satanás y vencer ese mal rasgo de carácter. Ha tratado de hacer-
lo en cierto sentido después que su conciencia ha sido inducida a
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