Página 236 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
examinar este asunto; pero sus esfuerzos no han sido suficientes.
Reducirse a hacer un poderoso esfuerzo para apartarse un poquito de
Mammón, y creer todo el tiempo que se está separando de su alma,
no es el fruto de la religión verdadera. Tiene que educar su mente
para hacer buenas obras. Tiene que luchar contra esa tendencia a
adquirir medios económicos. Tiene que entretejer las buenas obras
en toda su vida. Tiene que cultivar el amor a hacer el bien, y elevarse
por encima de esa actitud mezquina que ha asumido.
Al hacer negocios con los comerciantes de _____, el Hno. I y su
Señora no siguen una conducta agradable a Dios. Regatean hasta
conseguir las cosas al precio más bajo posible, y discuten por una
diferencia de pocos centavos, y hablan de ello como si el dinero
fuera
su todo:
su dios. Si se los pudiera llevar de regreso a ese
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negocio, para escuchar sin ser observados los comentarios que se
hacen después que ellos se van, tendrían una idea más clara de la
influencia de la tacañería. Nuestra fe resulta desacreditada, y Dios
es blasfemado por algunos, como consecuencia de esta conducta
mezquina. Los ángeles se apartan disgustados. El Cielo es noble y
elevado. Todos allí procuran el interés y la felicidad de los demás.
Nadie se dedica a preocuparse sólo de sí mismo. El mayor gozo de
todos los seres santos consiste en contemplar el gozo y la felicidad
de los que los rodean.
Cuando los ángeles descienden para servir a los que serán he-
rederos de la salvación, y observan esta exhibición de egoísmo, de
codicia, de deshonestidad, de sacar ventajas personales en perjuicio
de otros, se retiran apenados. Cuando ven que los que pretenden ser
herederos de la herencia inmortal son tan mezquinos al tratar con los
que no tienen ninguna aspiración más elevada que la de depositar
sus tesoros en la tierra, se van avergonzados; porque de ese modo la
santa verdad recibe reproche.
De ninguna otra manera podría ser más glorificado el Señor y
la verdad más honrada, que si los incrédulos pudieran ver que la
verdad ha llevado a cabo una obra grande y buena sobre las vidas de
seres humanos que por naturaleza son codiciosos y mezquinos. Si
se pudiera ver que la fe de los tales ha ejercido una influencia para
amoldar sus caracteres, para transformarlos de hombres mezquinos,
egoístas, deshonestos y amantes del dinero, en hombres que aman
hacer el bien, que buscan oportunidades para usar sus medios con el