Página 29 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Resumen de mi experiencia
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cincuenta se adelantaron para pedir que oráramos por ellos. Los
hermanos se sintieron profundamente conmovidos por las ovejas
perdidas, confesaron su frialdad y su indiferencia, e hicieron buenas
decisiones. Los hermanos G. T. Lay y S. Rummery dieron buenos
testimonios, y fueron recibidos con gozo por sus hermanos. Se bau-
tizaron catorce; uno de ellos era un hombre de edad mediana que
antes se había opuesto a la verdad. La obra avanzó solemnemente,
con confesiones y muchas lágrimas, e impulsando a todos. Así clau-
suramos las labores del año del congreso. Y aún creíamos que la
buena obra realizada en Monterrey de ningún modo estaba termina-
da. Hemos hecho arreglos para regresar y dedicar varias semanas a
trabajar en el condado de Allegan.
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El congreso que acaba de terminar fue una ocasión de profundo
interés. Las labores de mi esposo fueron muy intensas durante sus
numerosas sesiones, y tiene que descansar. Nuestras labores del año
pasado fueron consideradas favorablemente por nuestros hermanos,
y durante el congreso se nos manifestó simpatía, tierna consideración
y amabilidad. Gozamos con ellos de gran libertad, y nos separamos
gozando de confianza y amor mutuos.
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