Página 310 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

Basic HTML Version

Consuelo en la aflicción
Querida Hna. T,
Me enteré de su aflicción, y me apresuro a escribirle unas pocas
líneas. Mi querida hermana, tengo la mejor de las evidencias de que
Dios la ama. En la última visión que se me dio, se me presentó su
caso entre otros. Vi que usted había sido afectada en lo pasado por
la conducta errónea seguida por otros; pero por ser estrictamente
concienzuda, y demasiado ansiosa de saber qué es lo correcto, era
sumamente sensible, y consideraba su caso peor de lo que en realidad
era.
Ha sido afligida por la enfermedad por bastante tiempo. Usted
es una dispéptica nerviosa. El cerebro está íntimamente relacionado
con el estómago, y su energía mental ha sido tan a menudo desviada
a acudir en ayuda de los debilitados órganos de la digestión, que
a su vez se ha debilitado, deprimido y congestionado. Mientras se
encuentra en ese estado, su mente está sombría, y naturalmente se
espacia en el lado oscuro de las cosas, e imagina que el desagrado
de Dios está sobre usted. Ha creído que su vida ha sido inútil, que ha
[286]
estado llena de errores y decisiones equivocadas. Querida hermana:
su falta de salud la conduce al desmayo y al desánimo. Dios no la ha
abandonado; todavía la ama. Vi que tenía que confiar en él como el
niño se abandona en los brazos de su madre. Dios es misericordioso
y amable, lleno de tierna piedad y compasión. No ha apartado su
rostro de usted.
Usted es sumamente sensible. Siente en forma profunda, y no ha
dispuesto del poder necesario para eliminar de la mente los cuidados,
las perplejidades y los desánimos. Vi que Dios sería para usted un
pronto auxilio en las tribulaciones, si se confiara a su cuidado; pero
sus preocupaciones la alejan de los brazos de su amado Salvador.
“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por
todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”
Romanos 8:32
. ¡Qué preciosa promesa es ésta! Podemos pedirle
mucho a nuestro bondadoso Padre celestial. Grandes bendiciones
306