Página 390 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
ción. Un buen intelecto corrompido genera un corazón muy malo.
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Un intelecto brillante, santificado por el Espíritu de Dios, ejerce una
influencia oculta y difunde luz y pureza a todos aquellos con quienes
su feliz poseedor se relaciona.
Si un joven de aptitudes mentales como J rindiera su corazón a
Cristo, esto sería su salvación. Por medio de una religión pura su
intelecto tomaría un camino sano; sus facultades mentales y morales
se volverían vigorosas y armoniosas; la conciencia, iluminada por la
gracia divina, sería ágil y pura, controlaría la voluntad y los deseos,
y lo llevaría a actuar siempre con franqueza y rectitud. Sin los
principios religiosos, este joven será astuto, artero, sagaz, de mal
proceder, y envenenará a todos con quienes se relacione. Advierto
a toda la juventud que se cuide de este joven si continúa teniendo
en poco la religión y la Biblia. No podéis estar muy seguros en su
compañía.
Al asociarse con los jóvenes que no ejercen una influencia co-
rrecta, L también se está corrompiendo. J y K no son compañías
provechosas para él, pues se deja llevar fácilmente en la dirección
equivocada. _____ no es el mejor lugar para él. Sus hábitos no son
puros; práctica la masturbación. Por causa de esto y por su amor
por las malas compañías, al final se debilitarán en él los deseos que
ayudan a formar un carácter virtuoso y a asegurarse el Cielo. Los
jóvenes que desean la inmortalidad deben detenerse donde estén y
no permitirse ningún pensamiento o acto impuro. Los pensamien-
tos impuros llevan a actos impuros. Si Cristo llega a ser el tema
de contemplación, los pensamientos se apartarán abiertamente de
todo asunto que lleve a actos impuros. La mente se fortalecerá al
espaciarse en temas elevados. Si se la entrena y se la encauza en la
senda de la pureza y la santidad, llegará a ser sana y vigorosa. Si se
la entrena para dilatarse en temas espirituales, naturalmente tomará
esa dirección. Pero no se puede atraer los pensamientos hacia las
cosas espirituales sin el ejercicio en la fe en Dios y una intensa y
humilde confianza en que él brindará fuerza y gracia suficientes para
cada emergencia.
Una vida pura y un carácter moldeado de acuerdo con el Modelo
divino no se obtienen sin un intenso esfuerzo y firmes principios.
Una persona vacilante no tendrá éxito en lograr la perfección cris-
tiana. Tales personas serán pesadas en la balanza y encontradas
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