Página 389 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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La sensualidad en los jóvenes
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y cauterizado. Esta es la influencia que el vicio tendrá sobre las
facultades mentales. Los que se rinden y causan la ruina de sus
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propios cuerpos y mentes no paran aquí. Con el tiempo serán campo
propicio para casi cualquier tipo de crimen, pues sus conciencias
están cauterizadas. Los padres tienen sólo una conciencia parcial de
sus responsabilidades como tales. Son remisos en el cumplimiento
de su deber. No les enseñan a sus hijos la pecaminosidad de estos
peligrosos hábitos que destruyen la virtud. Hasta que los padres no
despierten, no hay esperanza para sus hijos.
Podría mencionar el caso de muchos otros, pero me voy a abs-
tener de hacerlo, con unas pocas excepciones. J es una compañía
peligrosa. Practica este vicio. Su influencia es mala. La gracia de
Dios no tiene ninguna influencia sobre su corazón. Es inteligente, y
su padre confió en gran manera en que su intelecto lo equilibraría;
pero la capacidad mental por sí misma no es garantía de una superio-
ridad moral. La ausencia de principios religiosos lo hacen corrupto
de corazón y artero en sus fechorías. Su influencia es perniciosa en
todo lugar. Es infiel a sus principios y se gloría en su escepticis-
mo. Cuando está con los de su edad, o con los más jóvenes que él,
habla con autoridad de las cosas religiosas y se burla y habla des-
pectivamente de la verdad y la Biblia. Este presunto conocimiento
tiene una influencia corruptora en las mentes y lleva a los jóvenes
a sentirse avergonzados de la verdad. Tales compañías debieran de
evitarse completamente, pues este es el único proceder seguro que
nos hará estar a salvo. Las jóvenes se complacen en la compañía
de este joven; aun algunas que profesan ser cristianas prefieren su
compañía.
K es un joven que puede ser moldeado si se lo rodea de in-
fluencias correctas. Necesita un ejemplo correcto. Si los jóvenes
que profesan ser cristianos honraran a Cristo en sus vidas, podrían
ejercer una influencia tal que contrarrestaría la influencia perniciosa
de jóvenes como J. Pero los jóvenes generalmente no son más reli-
giosos que los que nunca han aceptado el nombre de Cristo. No se
apartan de la iniquidad. Un joven listo e inteligente, como J, puede
tener una influencia poderosa para el mal. Si esta inteligencia fuera
controlada por la virtud y la rectitud, sería poderosa para el bien;
pero si se inclina hacia lo depravado, no se puede estimar su mala
influencia sobre sus amistades, y ciertamente lo sumirá en la perdi-