Página 408 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
es que se la inste a dejar el ejercicio. Nada sería más peligroso
para ella que permanecer sin llevar a cabo una intensa actividad
física. La actividad física es esencial. Fortalecerá su cuerpo y su
mente. Cuando se dé cuenta de la responsabilidad que le cabe por
su posición, y vea el beneficio que recibirá al tratar de encontrar
una meta en la vida, no tenderá tanto a hundirse en la indolencia
ni a rehuir las dificultades. No pone interés en lo que hace; por lo
tanto actúa en cierto modo como una máquina, considerando que
el trabajo es una carga. No puede, mientras piensa así, obtener esa
nueva vida y vigor que son su privilegio recibir. Le falta ánimo
y energía. Tiene la tendencia a perderse en el desinterés y en una
profunda insensibilidad. El denso sopor que siente puede superarse
solamente con una dieta frugal, un control perfecto sobre su apetito
y sus sentimientos, y poniendo voluntad en hacer ejercicio. Necesita
que la voluntad fortalezca sus nervios para que pueda resistir la
indolencia.
La hermana P nunca podrá ser útil en el mundo a menos que
su voluntad sea suficientemente fuerte como para capacitarla para
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vencer esta renuencia a tomar responsabilidades y llevar cargas. A
medida que ejercite la fortaleza que posee, la tarea se le hará menos
difícil, hasta que le resulte natural cumplir con sus obligaciones, y
ser cuidadosa y diligente. Se acostumbrará a pensar cuando coloque
una carga menor en el estómago. Este peso sobrecarga el cerebro.
También debiera tener una meta, un objetivo en la vida. Donde
no hay un objetivo, hay una tendencia a la indolencia; pero donde
hay una meta suficientemente importante en vista, todas las faculta-
des mentales se ponen instantáneamente en actividad. Para obtener
éxito en la vida, los pensamientos deben fijarse firmemente en el
objetivo de la vida y no se los debe dejar vagar ni ocuparse de cosas
sin importancia o complacerse en ociosas cavilaciones, que son el
fruto de rehuir las responsabilidades. Construir castillos en el aire
pervierte la mente.
Asuma sus obligaciones presentes. Hágalo con voluntad, con
todo el corazón. Debe tomar la decisión de hacer algo que requiera
un esfuerzo tanto de sus facultades mentales como físicas. Debiera
poner su corazón en su trabajo actual. La tarea que ahora tiene por
delante es la obra a la que el Cielo desea que se dedique. Soñar
con un trabajo lejano, y fantasear y hacer planes con respecto al