Página 491 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Ejercicio y aire
En la creación del hombre el Señor designó que el hombre fuera
activo y útil. No obstante, muchos viven en este mundo como má-
quinas inútiles, como si apenas existieran. No iluminan el camino
de nadie, no son una bendición para nadie. Viven sólo para una
carga para los demás. En cuanto a su influencia en favor del bien,
son meras cifras; pero tienen peso en favor del mal. Observen de
cerca la vida de esas personas, y apenas encontraréis algún acto de
benevolencia desinteresada. Cuando mueren, su recuerdo muere con
ellos. Su nombre pronto perece; por cuanto no pueden vivir, ni aun
en el afecto de sus amigos, por medio de una sincera bondad y actos
virtuosos. Para esas personas la vida ha sido un error. No han sido
mayordomos fieles. Olvidaron que su Creador tiene derechos sobre
ellos y que desea que sean activos en hacer el bien y en bendecir
a otros con su influencia. Los intereses egoístas atraen la mente y
llevan a olvidar a Dios y olvidar el propósito de su Creador.
Todos los que profesan ser seguidores de Jesús debieran consi-
derar que tienen el deber de preservar su cuerpo en el mejor estado
de salud, para que su mente pueda estar clara para comprender las
cosas celestiales. Es necesario controlar la mente porque tiene una
influencia muy poderosa sobre la salud. La imaginación con frecuen-
cia engaña, y cuando se la complace, acarrea serias enfermedades.
Muchos mueren de enfermedades mayormente imaginarias. Conocí
a varios que se han acarreado enfermedades reales por la influencia
de la imaginación.
Una hermana era llevada por el esposo de la silla a la cama, y
de habitación en habitación, porque ella pensaba que era demasiado
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débil para caminar. Pero según me fue presentado el caso más ade-
lante, podría haber caminado tan bien como yo, si lo hubiera pensado
así. Si hubiera ocurrido un accidente, si la casa se hubiera prendido
fuego, o uno de sus hijos hubiera estado en peligro inminente de
caer y perder la vida, esta mujer se hubiera levantado por fuerza de
las circunstancias, y hubiera caminado pronto y ágilmente. Con su
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