Página 510 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
le falta mucho. Vi tan claramente la desgraciada influencia de su
vida egoísta y falta de consagración, que temo que nunca verá cuán
odiosos son estos razgos de carácter ante Dios. Temo que usted no se
dará suficiente cuenta de esto para desecharlos y llegar a ser como su
abnegado Redentor, puro y sin egoísmos, con una vida caracterizada
por una benevolencia desinteresada. Su influencia y ejemplo son
tales que inducen a algunos que aman la verdad y la obra de Dios,
y que valoran nuestra fe, a perder su espíritu de abnegación y su
interés en la causa de la verdad presente. Su comportamiento egoísta
y codicioso engendra el mismo espíritu en ellos; y su tendencia a
acaparar y buscar su propia ventaja, mientras que profesa ser un
ministro de justicia, ha cerrado el corazón de muchos, para que se
nieguen a dar sus recursos para el avance de la causa de la verdad.
Si los ministros dan a la gente un ejemplo de egoísmo, ese ejemplo
afectará la causa de Dios con un poder diez veces mayor que todo lo
que puedan predicar.
Dios ha sido deshonrado por su pequeñez. Su desempeño tiene
visos de deshonestidad. Usted no ha dejado una trayectoria limpia
detrás suyo, y hasta que no haya una completa transformación en su
vida, será una maldición viviente para cualquier iglesia donde resida.
Usted trabaja por la paga, y no atizaría el fuego en el altar de Dios,
ni cerraría las puertas por nada. Cuando dé a la gente un ejemplo de
renunciamiento y dedicación a la causa de Dios, poniendo la verdad
y la salvación del alma en primer lugar, entonces su influencia atraerá
a otros a una vida semejante de renunciamiento y dedicación, para
poner el reino de Dios y la justicia de Cristo en primer lugar. Se
siente con derecho a beneficiarse de la causa. Sus hermanos, con
almas liberales, lo favorecen y ayudan de muchos modos, y usted
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lo acepta como cosa común, como si tuviera derecho a ello. Y
si considera que algunos no son completamente liberales y no lo
favorecen, siente celos, y no tiene escrúpulos en hacerles entender
que no lo aprecian, que son egoístas. Con frecuencia se refiere a otros
que han hecho esto o aquello por usted, como ejemplos que debieran
imitar. Los que lo han favorecido en forma especial han ido más allá
de su deber. Usted no ha ganado su confianza ni su liberalidad. No
ha tenido que llevar pesadas cargas en esta causa, y ha puesto sobre
los demás muchas más cargas que las que ha llevado; no obstante,
ha aumentado sus posesiones y ha obtenido las buenas cosas de esta