Página 522 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
simpatizaron con usted, y se sintieron inquietados por su versión
exagerada. Realmente la perjudicaron. Usted no había sido debida-
mente disciplinada. No obstante se ofendió porque no pudo hacer
su voluntad, sino que fue obligada a rendirse ante la forma decidida
y cabal de las instrucciones del hermano H. En la escuela, a veces
era molesta, insolente y desafiante, y carecía mucho de modestia y
decoro. Era atrevida, egoísta y jactanciosa, y necesitaba una firme
disciplina, tanto en casa como en la escuela.
Su mente es impura. Se la eximió completamente de cuidados y
trabajos demasiado tiempo. Los deberes del hogar hubieran sido una
de las más ricas bendiciones que podría haber tenido. El cansancio
no la hubiera perjudicado ni una décima parte de lo que la han
perjudicado sus pensamientos lascivos y su conducta. Ha recibido
ideas incorrectas acerca de las relaciones entre jóvenes y Señoritas,
y le ha parecido muy bien frecuentar la compañía de los jóvenes.
Usted no es pura de corazón ni de mente. Ha sido perjudicada por la
lectura de cuentos de amor y novelas, y su mente ha sido fascinada
por pensamientos impuros. Su imaginación se ha corrompido a grado
tal que parece que no tiene poder para controlar sus pensamientos.
Satanás la lleva cautiva como a él le place. Usted no se siente feliz.
No ama ni a Dios ni a su pueblo y se disgusta con los que ven su
verdadero carácter. Parece que los culpa por la opinión que tienen de
su caso, pero usted es la única culpable. Su conducta ha sido tal que
ha requerido amonestaciones y advertencias. Pero acerca de esto
usted es la única que requiere censura.
Usted es una compañía peligrosa, y ha causado mucho mal con
su influencia en _____. Ha sido guía en lugar de dejarse guiar. Ha
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deshonrado a Dios y es responsable ante él por el mal que ha cau-
sado por su influencia. Su conducta no ha sido casta, modesta, ni
apropiada. No ha tenido presente el temor de Dios. Ha fingido tan
frecuentemente para llevar a cabo sus planes que tiene una concien-
cia violada. Mi querida joven, a menos que se detenga donde está,
le espera una ruina segura. Deje de soñar despierta y de construir
castillos en el aire. Detenga sus pensamientos de andar por el canal
de la insensatez y la corrupción. No puede sentirse segura al relacio-
narse con los jóvenes. Una marea de tentación se levanta y crece en
su pecho, que tiende a desarraigar los principios, la virtud femenina