Página 523 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Una hija consentida
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y la verdadera modestia. Si usted continúa con su proceder terco y
obcecado, ¿qué destino le espera?
Ha comenzado un nuevo año. ¿Qué determina usted hacer? ¿Qué
informe de su trabajo diario ha decidido que los ángeles ministra-
dores lleven a Dios? ¿Qué palabras pronunciadas por usted han de
aparecer en la página del libro de memoria? ¿Qué pensamientos
encontrará albergados en su mente el que investiga los corazones?
El discierne los pensamientos, las intenciones y los propósitos del
corazón. Usted tiene un informe alarmante del año pasado, que está
abierto ante la vista de la Majestad del cielo y ante las miradas de
ángeles puros e inmaculados. Sus pensamientos y acciones, sus sen-
timientos desesperados e insatisfechos, pueden haber sido ocultados
a los mortales; pero recuerde, los actos más triviales de su vida están
descubiertos a la vista de Dios. Usted tiene un registro manchado en
el Cielo. Los pecados que ha cometido están todos asentados allí.
El ceño de Dios está sobre usted, y sin embargo parece no sen-
tirlo; no se da cuenta de su condición perdida y arruinada. A veces
siente remordimiento; pero su espíritu orgulloso e independiente
pronto se sobrepone, y reprime la voz de la conciencia. Usted no
es feliz, no obstante se imagina que si pudiera hacer su voluntad
libremente sería feliz. ¡Pobre niña! Está en una situación semejante
a la de Eva en el Edén. Se imaginaba que sería grandemente exaltada
si sólo pudiera comer del fruto del árbol que Dios le había prohibido
tocar, para que no muriera. Ella comió, y perdió todas las glorias del
Edén.
Usted debiera controlar sus pensamientos. Esto no será fácil; no
lo puede realizar sin severo y serio esfuerzo. Sin embargo, eso es lo
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que Dios requiere de usted; es el deber que descansa sobre todo ser
responsable. Usted es responsable ante Dios por sus pensamientos.
Si fomenta ideas vanas y permite que su mente se espacie en temas
impuros, en cierta medida es tan culpable ante Dios como si llevara a
la práctica sus pensamientos. Todo lo que impide la acción es la falta
de una oportunidad. Los sueños de día y de noche y la construcción
de castillos en el aire son hábitos malos y excesivamente peligrosos.
Cuando se han arraigado, es casi imposible quebrar esos hábitos y
dirigir los pensamientos a temas puros, santos y elevados. Usted
tendrá que transformarse en una fiel centinela de sus ojos, oídos y
de todos sus sentidos, si desea controlar su mente y evitar que los