Página 526 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

Basic HTML Version

522
Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
la idea de casarse. Usted no está de ningún modo apta para esto.
Necesita años de experiencia para estar capacitada para comprender
los deberes y llevar las cargas de la vida de casada. Positivamente
cuide sus pensamientos, sus pasiones y sus afectos. No los degrade
al servicio de la concupiscencia. Elévelos a la pureza, dedíquelos a
Dios.
Usted puede llegar a ser una joven prudente, modesta y virtuosa,
pero no sin un esfuerzo decidido. Debe velar y orar, debe meditar e
investigar sus motivos y sus acciones. Analice minuciosamente sus
sentimientos y sus actos. ¿Llevaría usted a cabo una acción impura
en la presencia de su padre? Por cierto que no. Pero lo hace en
presencia de su Padre celestial, quien es mucho más exaltado, tan
santo y tan puro. Sí, usted corrompe su propio cuerpo en presencia
de los ángeles puros e inmaculados, y en presencia de Cristo; y
continúa haciéndolo sin importarle su conciencia, sin importarle la
luz y las advertencias recibidas.
Recuerde, se registran todos sus actos. Tendrá que encontrarse
de nuevo con las cosas más secretas de su vida. Será juzgada de
acuerdo con los actos realizados en el cuerpo. ¿Está preparada para
eso? Usted se está perjudicando física y moralmente. Dios le ha
prescrito que mantenga su cuerpo santo. “¿No sabéis que sois templo
de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros... y que no sois
vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues,
a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de
[500]
Dios”.
1 Corintios 3:16; 6:19-20
. ¿No la juzgará Dios por rebajar
al nivel de concupiscencias las pasiones y los afectos, cuando él
demanda la riqueza de sus afectos y que dedique su ser entero a su
servicio?
De nuevo, le advierto como a quien debe enfrentarse con estas
líneas en ese día cuando se decida el caso de cada uno. Entréguese a
Cristo sin demora. Sólo él, por el poder de su gracia, puede redimirla
de la ruina. Sólo él puede sanar sus facultades mentales y morales.
Su corazón puede recibir el calor del amor de Dios; su entendimiento
puede ser claro y maduro; su conciencia, iluminada, ágil y pura; su
voluntad, recta y santificadora, sujeta al control del Espíritu de Dios.
Usted puede hacer de sí misma lo que elija ser. Si lo desea, haga
ahora un cambio completo, deje de hacer el mal y aprenda a hacer
el bien. Entonces será realmente feliz; tendrá éxito en las batallas de