Página 525 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Una hija consentida
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pueda ser asociado con cosas puras y santas. Usted puede ser eleva-
da. Dios ha provisto la ayuda que necesita. La ha invitado a ir a él, y
ha prometido llevar sus cargas y dar descanso a su alma. “Aprended
de mí, -dice el divino Maestro-; porque soy manso y humilde de co-
razón; y hallaréis descanso para vuestras almas”.
Mateo 11:29
. Por
mucho tiempo usted ha estado por encima de esta humildad y man-
sedumbre. Tendrá que aprender esta importante lección del divino
Maestro para que pueda encontrar el descanso prometido. Usted ha
pensado tanto en sí misma, en su propia sagacidad, que ha llegado
a tal afectación y vanidad como para hacerla casi una tonta. Tiene
una lengua mentirosa que se ha ocupado de malinterpretaciones y
falsedades. Oh, mi querida joven, si sólo pudiera despertar, si su
conciencia adormecida y amortiguada pudiera despertar y fomentar
la impresión habitual de la presencia de Dios, y se mantuviera sujeta
al control de una conciencia iluminada y despierta, sería feliz usted
misma y una bendición para sus padres, cuyo carazón hiere ahora.
Podría ser un instrumento de justicia para sus amistades. Usted nece-
sita una conversión cabal, y sin ella se halla en un estado de extrema
amargura y en los lazos de la iniquidad. Puede creer que está libre
cuando sigue las indicaciones de su mente disoluta y perniciosa; sin
embargo se halla en la más degradante esclavitud. Sin los principios
de la religión, puede considerarse a sí misma un objeto envidiable;
pero todos los que son buenos y virtuosos se compadecerán de su
carácter y se horrorizarán de su conducta. Usted puede llegar a ser
participante de la naturaleza divina si escapa de la corrupción que
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está en el mundo por la concupiscencia; o participando de ella, puede
hundirse en esta corrupción y llevar la estampa de lo satánico.
Usted tiene hermanas menores para quienes su influencia puede
ser una bendición. Puede reflejar una luz dulce y preciosa en la
familia de su padre y alegrar su corazón, o puede ser una oscura
sombra, una nube, una tormenta desoladora. Su pasión por la lectura
es de tal carácter que si la fomenta pervertirá la imaginación y
será su ruina. A menos que restrinja sus pensamientos, su lectura y
sus palabras, su imaginación llegará a enfermarse sin que le quede
esperanza. Lea la Biblia con atención, con oración, y guíese por sus
enseñanzas. Esta es su seguridad.
Manténgase alejada de los jóvenes. En compañía de ellos sus
tentaciones se hacen fuertes y poderosas. Saque de su cabeza juvenil