Página 568 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
Y Dios quitará estos
Testimonios
del pueblo, los privará de fortaleza
y los humillará.
Soñé que mientras hablaba, el poder de Dios caía sobre mí de
un modo extraordinario, y quedé sin fuerzas; sin embargo, no recibí
ninguna visión. Vi que mi esposo se levantaba ante el pueblo y
exclamaba: “Este es el maravilloso poder de Dios. El ha convertido
los
Testimonios
en un poderoso medio de llegar a las almas, y todavía
obrará más poderosamente por medio de ellos de lo que ha obrado
hasta ahora. ¿Quién está a favor de Dios?”
Soné que un considerable número se levantaba instantáneamente
y respondía al llamado. Otros permanecieron oscos, algunos mani-
festaron desprecio y burla, y unos pocos parecían completamente
insensibles. Alguien se paró a mi lado y dijo: “Dios te ha levanta-
do y te ha dado palabras para dirigir al pueblo, para alcanzar los
corazones, como no ha dado a nadie más. El ha dado forma a tus
Testimonios
de acuerdo con los casos que necesitan ayuda. No deben
conmoverte el desdén, la burla, el reproche y la censura. Para ser
instrumento especial de Dios, no debieras apoyarte en nadie, sino
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depender sólo de él, y como la vid colgante, que tus ramas se en-
tretejan alrededor de él. El te hará un medio por el cual comunicar
su luz al pueblo. Debes recibir diariamente fuerza de Dios para ser
fortalecida, que lo que te rodea no pueda opacar o eclipsar la luz
que él ha permitido que brille sobre su pueblo a través de ti. Es el
objetivo especial de Satanás evitar que esta luz llegue al pueblo de
Dios, que la necesita tanto en medio de los peligros de estos últimos
días.
“Tu éxito estriba en tu sencillez. Tan pronto como te apartes de
ella, y adaptes tu
testimonio
al deseo de alguien, tu poder desapa-
recerá. Casi todo en este tiempo es apariencia e ilusión. El mundo
abunda en testimonios dados para complacer y atraer en el momento,
y para exaltar el ego. Tu
testimonio
es de diferente carácter. Ha
de tratar las minucias de la vida, evitando que muera la débil fe, e
inculcando en los creyentes la necesidad de brillar como luces en el
mundo.
“Dios te ha dado tu
testimonio
para presentar al descarriado y
al pecador su verdadera condición y la inmensa pérdida que está
experimentando al continuar una vida de pecado. Dios ha impreso
esto revelando ante ti su visión, como no lo ha hecho con ningún