Página 597 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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La causa en Vermont
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endulzándolas a todas con gratitud porque no son más pesadas. El
hermano G tiende a mirar el lado oscuro. Debiera mantenerse listo a
cumplir la voluntad de Dios y usar del mejor modo la influencia que
Dios le ha dado. Debiera cumplir con alegría los deberes del día y
no adelantar el problema del mañana para sentirse desgraciado. No
tiene que cumplir los deberes de la semana que viene, sino el trabajo
y los deberes del día.
El hermano y la hemana G debieran unir su influencia diciendo:
“Basta a cada día su propio mal”.
Mateo 6:34
. Es una desdicha
adelantar el problema de la próxima semana, para amargar la semana
presente. Cuando lleguen los problemas reales, Dios capacitará a
todo manso y humilde a soportarlos. Cuando su providencia permita
que vengan, él proveerá ayuda para llevarlos. Irritarse y murmurar
oscurece y mancha el alma, y apaga la brillante luz del sol de la
senda de los demás.
El hermano G podría haber ayudado al hermano H, y al mismo
tiempo haberse ayudado a sí mismo; pero el egoísmo le impidió
al hermano H beneficiarse, y el mismo hermano G se perjudicó
por miedo de beneficiar a otros. El hermano G no ha amado a su
prójimo como a sí mismo, y su supremo egoísmo en muchas cosas
lo ha privado del bien y ha apartado de él la bendición de Dios. Al
fin de cuentas, no aprovecha a nadie ser egoísta; por cuanto Dios
observa todo y dará a cada uno según sus obras. “Todo lo que el
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hombre sembrare, eso también segará”.
Gálatas 6:7
. “El que siembra
escasamente, también segará escasamente”.
2 Corintios 9:6
.
He mencionado estas personas para representar el verdadero
estado de muchos de la iglesia de Bordoville, cuyos casos son simi-
lares. Los muchos que se congregan en ese lugar han traído cargas y
cuidados al hermano D, para mantenerlos rectos. Si ellos hubieran
estado libres de celos, y se hubieran mantenido en el amor de Dios,
le hubieran sostenido las mafios, hubieran consolado su corazón, y
lo hubieran enviado a trabajar por la salvación de las almas, mientras
lo seguían con oraciones, como agudas hoces en la siega. Su falta de
consagración y devoción a Dios ha debilitado su propia fe debilitan-
do las manos del hermano D, destruido su valor, y han hecho que sus
esfuerzos en el campo del evangelio sean casi inútiles. Las pruebas
en la iglesia local han debilitado sus esfuerzos tanto en su zona
como fuera de ella, y han restringido su trabajo, en gran medida, a