Página 614 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
Jesús advirtió al pueblo: “Mirad, y guardaos de toda avaricia;
porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes
que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad
de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de
sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos?
Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores,
y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma:
Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate,
come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen
a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el
que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”.
Lucas 12:15-
21
. Luego se dirigió a sus discípulos: “Por lo tanto os digo: No os
afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber;
ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que
el alimento, y el cuerpo más que el vestido?”
Mateo 6:25
.
Estas advertencias se dan para beneficio de todos. ¿Aprovecha-
rán las advertencias dadas? ¿Se beneficiarán con ellas? ¿Prestarán
atención a estas llamativas ilustraciones de nuestro Salvador, y re-
chazarán el ejemplo del rico necio? El tenía riquezas, también las
tienen muchos que profesan creer en la verdad, y están actuando del
mismo modo que el pobre e insensato hombre rico. Oh, si fueran
sabios y sintieran las obligaciones que tienen de usar las bendiciones
que Dios les ha dado para bendecir a otros, en vez de transformarlas
en una maldición. Dios les dirá a todos los que hagan así como dijo
al rico insensato: “Necio”.
Los hombres actúan como si no estuvieran en su sano juicio.
Están inmersos en los cuidados de esta vida. No tienen tiempo para
dedicar a Dios, ni para servirle. Trabajad, trabajad, trabajad, es la
orden del día. A todos los que están alrededor de ellos se les exige
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trabajar presionados por el tiempo, urgidos para cuidar de extensas
granjas. Derribar y construir propiedades mayores es su ambición,
para poder tener dónde guardar sus mercancías. Sin embargo esos
hombres que están agobiados bajo el peso de sus riquezas pasan
por seguidores de Cristo. Tienen el rótulo de creer que Cristo ha de
venir pronto, que el fin de todas las cosas está cerca; no obstante no
tienen un espíritu de sacrificio. Se están sumergiendo más y más
profundamente en el mundo. Dedican muy poco tiempo a estudiar
la Palabra de vida, a meditar y orar. Tampoco les dan a otros de su