Página 635 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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No habrá tiempo de gracia después que venga Cristo
Hermano O,
Al escribir acerca de los peligros de otros, su caso me preocupa.
Por varios meses he estado buscando una oportunidad de escribirle
a usted y a otros; pero el trabajo constante me ha impedido escribir
todos los testimonios que me han sido dados para casos individuales.
Con frecuencia su caso me ha preocupado, pero no me he sentido
libre de escribirle. He escrito muchos testimonios que me han sido
dados para otros, algunos de los cuales, en muchos aspectos, se
aplicarían a usted. El objeto de publicar los testimonios es que
aquellos que no están señalados personalmente, pero que están tanto
en el error como los que fueron reprendidos, puedan ser advertidos
por medio de las reprensiones dirigidas a otros. Pensé que no era
mi deber dirigirme a usted personalmente. Sin embargo, al escribir
testimonios individuales a los que están en peligro de descuidar su
deber hacia la causa de Dios, y así causar un daño, una pérdida a su
propia alma, no me siento libre de dejar su caso sin escribirle.
La última visión que recibí fue hace más de dos años. Entonces
se me indicó enunciar principios generales, al hablar y al escribir,
y al mismo tiempo especificar los peligros, errores y pecados de
algunos individuos, para que todos pudieran ser advertidos, repro-
bados y aconsejados. Vi que todos debieran escudriñar su propio
corazón y su vida de cerca para ver si ellos no han cometido los
mismos errores por los cuales otros fueron corregidos, y si las amo-
nestaciones dadas a otros, no se aplicaban a su propio caso. Si así
fuera, debieran considerar que el consejo y las reprensiones fueron
dadas especialmente para ellos, y debieran aplicarlas de un modo
tan práctico como si fueran dirigidas especialmente a ellos mismos.
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Los que tienen un amor natural por el mundo y han sido remisos
en cumplir su deber, pueden ver sus propias faltas especificadas en
los casos de otros que han sido reprendidos. Dios tiene el propósito
de probar la fe de todos los que sostienen ser seguidores de Cristo.
El probará la sinceridad de las oraciones de todos los que aducen que
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