Página 636 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
seriamente desean conocer su deber. El les aclarará su deber. Dará
a todos amplia oportunidad de revelar lo que está en su corazón.
El conflicto será muy íntimo entre el yo y la gracia de Dios. El yo
luchará por lograr el dominio, y se opondrá a la obra de poner la
vida y los pensamientos, la voluntad y los afectos, en sujeción a la
voluntad de Cristo. La negación de uno mismo y la cruz están a lo
largo de todo el camino a la vida eterna; por eso, “pocos son los que
la hallan”.
Dios está probando el carácter de todos. Está probando su amor
por su causa y por la propagación de la verdad que profesan que es
de inestimable amor. El que escudriña los corazones está juzgando,
por los frutos que llevan, quiénes son realmente seguidores de Cristo;
quiénes, como su divino Modelo, renunciarán a los honores y tesoros
del mundo, y consentirán en llegar a ser de ninguna reputación,
prefiriendo el favor de Dios y la cruzde Cristo, para que al fin puedan
asegurarse las verdaderas riquezas, el tesoro guardado en el cielo, la
recompensa, la gloria eterna.
Los que no desean realmente conocerse, dejarán que las repren-
siones y advertencias pasen a otros, y no discernirán que se refieren
a sus propios casos, y que señalan sus errores y peligros. Motivos
terrenales y egoístas enceguecen la mente y actúan sobre el alma,
de modo que no puede renovarse según la imagen divina. Los que
por medio de su propia naturaleza perversa no resisten la voluntad
de Dios, no serán dejados en tinieblas, sino que serán renovados en
conocimiento y verdadera santidad, y hasta se gloriarán en la cruz
de Cristo.
Se me ha mostrado que, en el tiempo oportuno, Dios me im-
pondría la carga de decirle a algunos individuos, como Natán le
dijo a David: “Tú eres el hombre”. Muchos aparentemente creen
en los testimonios dados a otros, y como David, expresan su juicio
acerca de ellos, cuando debieran escudriñar de cerca su propio cora-
zón, analizar su propia vida, y hacer una aplicación práctica de las
minuciosas reprensiones y advertencias dadas a otros.
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Hermano O, se me ha mostrado que sus afectos están más en
sus tesoros terrenales de lo que usted se da cuenta. Está confundido
en su percepción del deber. Y cuando el Espíritu de Dios opera en
su mente y lo lleva a hacer lo que está de acuerdo con la voluntad
y los requerimientos de Dios, otras influencias que no están en ar-