Página 655 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Responsabilidad por la luz recibida
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aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo,
para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no
habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado”. Los
ministros se olvidan demasiado del Autor de su salvación. Piensan
que tienen que soportar mucho, cuando en realidad soportan y sufren
muy poco. Dios obrará en favor de los ministros si ellos dejan que les
ayude. Pero si piensan que están bien y no necesitan una conversión
cabal, no se ven a sí mismos y no se elevan a la medida de Dios, él
pasará mejor sin su trabajo que recibiendo su colaboración.
Dios requiere que los ministros alcancen la norma, que se mues-
tren aprobados ante Dios, obreros que no necesitan avergonzarse.
Si rechazan esa estricta disciplina, Dios los despedirá y elegirá a
hombres que no descansarán hasta que estén enteramente preparados
para toda buena obra. Nuestro corazón es naturalmente pecador e
indolente en el servicio de Cristo; y tenemos que estar en constante
guardia, o no lograremos soportar las penurias de buenos soldados
de Cristo, y no sentiremos la necesidad de luchar vigorosamente en
contra de los pecados dominantes, sino que nos rendiremos pronto a
las sugestiones de Satanás y levantaremos nuestro propio estandarte
antes que aceptar el puro y elevado estandarte que Dios ha levantado
para nosotros.
Vi que los ministros observadores del sábado de Maine no han
llegado a ser estudiosos de la Biblia. No han sentido la necesidad
de hacer ellos mismos un estudio diligente de la Palabra de Dios,
a fin de que puedan estar enteramente preparados para toda buena
obra. Tampoco sintieron la necesidad de urgir a sus oyentes a que
investigaran minuciosamente las Escrituras. Si en Maine no hubiese
habido un ministro adventista del séptimo día que se opusiera a la
voluntad de Dios, todo lo que se ha logrado se hubiese podido llevar
a cabo con la mitad del esfuerzo que se ha hecho, y el pueblo podría
haber sido sacado de su aturdimiento y confusión y llevado al orden,
y ahora podrían haber sido suficientemente fuertes para soportar
las influencias opositoras. Muchos lugares que todavía no han sido
alcanzados podrían haber sido visitados y en ellos se podría haber
llevado a cabo un trabajo exitoso, lo que hubiera llevado a muchos a
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un conocimiento de la verdad.
Mucho del esfuerzo realizado en Maine fue en pro de los mi-
nistros adventistas del séptimo día, para llevarlos a una posición