Página 654 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
El pueblo estaba más adelantado que sus maestros. Ellos recibieron
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las advertencias aun antes que los vigías, porque los vigías eran
infieles y dormían en su puesto.
Hermano P, usted debiera haber sentido simpatía y amor herma-
nable por el hermano R, pues él merecía recibir esto de usted en
lugar de palabras de censura. Usted debiera reprobar severamente su
propia conducta, pues ha llegado a luchar contra Dios. Pero se ha
divertido y ha divertido a otros a expensas del hermano R, relatando
sus esfuerzos en su favor, y cómo usted se resistía y se alegraba
riéndose del asunto.
Es conveniente que todo ministro de Cristo hable sensatamente,
de modo que no pueda ser condenado. Se me mostró que debe rea-
lizarse una obra solamente por los ministros de Cristo. Esta no se
puede hacer sin esfuerzo de su parte. Deben sentir que tienen que
hacer una tarea en su favor que nadie más puede hacer por ellos.
Deben empeñarse en conseguir las calificaciones necesarias a fin
de llegar a ser ministros competentes de Cristo, para que en el día
de Dios puedan quedar absueltos, libres de la sangre de las almas,
habiendo cumplido con todo su deber en el temor de Dios. Como
recompensa, los fieles subpastores escucharán del Pastor jefe: “Bien,
buen siervo y fiel”. Luego él colocará la corona de gloria sobre sus
cabezas y les mandará entrar en el gozo de su Señor. ¿Qué es ese
gozo? Consiste en contemplar con Cristo a los santos redimidos,
y repasar con él sus afanes en favor de las almas, su abnegación y
renunciamiento, considerar cómo dejaron su comodidad, sus ganan-
cias terrenales y todos los estímulos mundanos, y eligieron la crítica,
el sufrimiento, la humillación, el trabajo agotador, y la angustia de
espíritu cuando los hombres se oponían a la voluntad de Dios en
contra de sus propias almas; ese gozo consiste en recordar la purifi-
cación de sus almas ante Dios, su llanto entre el atrio y el altar, y el
llegar a ser espectáculo ante el mundo, ante los ángeles y ante los
hombres. Entonces todo eso habrá concluido, y verán los frutos de
sus desvelos, almas salvadas por medio de sus esfuerzos en Cristo.
Los ministros que han sido colaboradores con Cristo entran en el
gozo de su Señor y quedan satisfechos.
“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el
cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando
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el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a