Página 101 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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El conocimiento de las leyes de la salud
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enemigo y hacer de ellos agentes suyos para arruinar a otros; por
otra parte, instruyéndolos fielmente, ofreciéndoles con vuestra vida
un ejemplo de piedad, podéis conducirlos a Cristo. A su vez, ellos
ejercerán sobre otros la misma influencia, y así, por vuestro medio,
podrá salvarse gran número de almas.
Padres y madres, ¿comprendéis la importancia de la responsi-
bilidad que recae sobre vosotros? ¿Comprendéis la necesidad de
preservar a vuestros hijos del descuido y de las costumbres desmo-
ralizadoras? No les permitáis entrar en relación con otras personas
fuera de aquellas que ejercerán una buena influencia sobre su ca-
rácter. No los dejéis salir de noche a menos que sepáis adónde van
y lo que hacen. Instruídlos en los principios de la pureza moral. Si
habéis descuidado el enseñarles a este respecto precepto tras pre-
cepto, renglón tras renglón, un poco aquí y un poco allá, cumplid
inmediatamente este deber. Haceos cargo de vuestra responsabili-
dad, y trabajad para el tiempo presente y para la eternidad. No dejéis
transcurrir ni un día más sin confesar vuestra negligencia a vuestros
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hijos. Decidles que habéis decidido ahora hacer la obra que Dios
os ha asignado. Pedidles que emprendan con vosotros esa reforma.
Haced esfuerzos diligentes para redimir lo pasado. No permanez-
cáis por más tiempo en el estado de la iglesia de Laodicea. En el
nombre del Señor, suplico a cada familia que enarbole su verdadero
estandarte. Reformad la iglesia que tenéis en vuestro hogar.
Mientras cumplís vuestros deberes hacia vuestra familia, el padre
como sacerdote de la casa y la madre como misionera del hogar,
multiplicaréis agentes capaces de hacer bien fuera de la casa. Al
emplear vuestras facultades, os capacitaréis mejor para trabajar en
la iglesia y entre vuestros vecinos. Al vincular a vuestros hijos con
vosotros mismos y con Dios, todos, padres e hijos, llegaréis a ser
colaboradores de Dios.
* * * * *
A todo hijo e hija debe pedírsele cuenta si está ausente del hogar
por la noche. Los padres deben saber en qué compañía están sus
hijos, y en cuya casa pasan sus veladas
Testimonios para la Iglesia 4:651 (1881)
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