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Joyas de los Testimonios 3
modo muy diferente del que muchos, hoy día, creen que es su deber
proclamarlo.
En el principio de la dispensación evangélica, Cristo enseñó a su
iglesia a contar no con el puesto elevado y el esplendor que concede
el mundo, sino con la potencia de la fe y de la obediencia. El favor
de Dios tiene más valor que el oro y la plata. La potencia del Espíritu
Santo es inestimable.
Así habla el Señor: “Los edificios no darán carácter a mi obra, a
menos que los que los construyen sigan mis instrucciones. En lo que
se refiere al establecimiento de instituciones, si los que en lo pasado
dirigieron y sostuvieron la obra se hubiesen guiado siempre por
principios puros y exentos de egoísmo, no habría habido semejante
acumulación de recursos míos en uno o dos lugares. Se habrían
establecido instituciones en numerosas localidades. Las semillas de
la verdad, echadas en mayor número de campos, habrían germinado
y dado frutos para mi gloria.
“Los lugares que fueron descuidados deben ahora atraer vuestra
atención. Mi pueblo debe hacer una obra enérgica y rápida. Los que
con intenciones puras se consagren completamente a mí, en cuerpo,
alma y espíritu, trabajarán según mis métodos y en mi nombre. Cada
uno se mantendrá en su lugar y mirará a mí, que soy el Guía y
Consejero.
“Instruiré al ignorante y ungiré con colirio celestial los ojos de
muchos que hoy están sumidos en las tinieblas. Levantaré obreros
que ejecuten mi voluntad, preparando un pueblo que subsista delante
de mí en el tiempo del fin. En muchos lugares que debieran haber
quedado provistos de sanatorios y escuelas desde hace mucho, esta-
bleceré mis instituciones, y ellas vendrán a ser centros de educación
para la preparación de obreros.”
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El Señor influirá en el ánimo de los hombres en lugares inespe-
rados. Por providencia de Dios, algunos de los que en apariencia
son enemigos de la verdad dedicarán sus capitales a construir ca-
sas y comprar propiedades. Con el tiempo, estas propiedades serán
ofrecidas en venta a un precio muy inferior al de su costo. Nuestros
hermanos verán la mano de Dios en esto, y comprarán así excelen-
tes propiedades adaptadas a la obra de educación. Harán planes y
obrarán con humildad y espíritu de sacrificio. Así es como hombres