Página 123 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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La señal de nuestra orden
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firme el principio de nuestra confianza hasta el fin y recordar que
recibimos las bendiciones del cielo, no porque las merezcamos, sino
porque Cristo las merece y porque mediante la fe en él aceptamos la
abundante gracia de Dios.
Oro a Dios para que mis hermanos comprendan que el mensaje
del tercer ángel significa mucho para nosotros, y que la observancia
del verdadero día de reposo es la señal que distingue a los que sirven
a Dios de los que no le sirven. Despiértense los que se han vuelto
soñolientos e indiferentes. Somos llamados a ser santos, y debemos
aplicarnos cuidadosamente a no dar la impresión de que no tiene
importancia el que conservemos o no las características peculiares de
nuestra fe. Nos incumbe la solemne obligación de asumir en favor de
la verdad y de la justicia una posición más decidida que la que hemos
asumido en lo pasado. La línea de demarcación entre los que guardan
los mandamientos de Dios y los que no los guardan debe resaltar
con claridad inequívoca. Debemos honrar concienzudamente a Dios
y emplear diligentemente todos los medios para cumplir nuestro
pacto con él, a fin de recibir sus bendiciones, que son tan esenciales
para el pueblo que va a ser probado severamente. Deshonramos
grandemente a Dios si damos la impresión de que nuestra te y
nuestra religión no constituyen una fuerza dominante en nuestra
vida. Así nos apartamos de sus mandamientos, que son nuestra vida
y negamos que él sea nuestro Dios y que seamos su pueblo.
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