148
Joyas de los Testimonios 3
que tratan de la palabra profética. Se ha de educar a la gente para
que lea la segura palabra profética a la luz de los oráculos vivos.
Necesita saber que se están cumpliendo las señales de los tiempos.
Dios solo es el que puede dar éxito tanto en la preparación como
en la circulación de nuestras publicaciones. Si con fe sostenemos
sus principios, él cooperará con nosotros al colocar los libros en
[159]
las manos de aquellos a quienes beneficiarán. Debemos orar por
el Espíritu Santo, confiar en él y creer en él. La oración humilde y
ferviente hará más para promover la circulación de nuestros libros
que todos los costosos adornos del mundo. Dios tiene ingentes y
grandiosos recursos para uso del hombre, y de la manera más sencilla
se desarrollará la obra de los agentes divinos. El Maestro divino
dice: “Mi Espíritu solo es competente para enseñar y convencer de
pecado. Las cosas externas hacen sólo una impresión temporal sobre
la mente. Yo inculcaré la verdad en la conciencia, y los hombres
serán mis testigos. Presentarán en todo el mundo mis requerimientos
acerca del tiempo, el dinero y el intelecto del hombre. Todas estas
cosas las compré en la cruz del Calvario. Usad los talentos que os
he confiado para proclamar la verdad en su sencillez. Difundid el
Evangelio por todas partes del mundo e invitad a las almas agobiadas
a preguntar: ‘¿Qué debo hacer para ser salvo?’”
La cuestión de los precios bajos
Nuestros periódicos han sido ofrecidos por un tiempo limitado
a prueba a un precio muy bajo; pero esto no ha logrado el objeto
buscado: obtener muchos suscriptores permanentes. Estos esfuerzos
se hacen a un costo considerable, a menudo con pérdida, y con los
mejores motivos; pero si no se hubiese reducido el precio, se habrían
obtenido más suscriptores permanentes.
Se han hecho planes para reducir los precios de nuestros libros,
sin hacer el cambio correspondiente en el costo de producción. Esto
es un error. El trabajo debe realizarse en forma que compense.
No se reduzca el precio de los libros por ofrecimientos especiales,
que pueden llamarse incentivos o cohechos. Dios no aprueba estos
métodos.