Página 158 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Joyas de los Testimonios 3
cumben. Viven en lo irreal, y no tienen el menor deseo de escudriñar
las Escrituras para nutrirse del maná celestial. Su mente se debilita
y pierde su facultad de considerar los grandes problemas del deber y
del destino.
Se me ha mostrado que los jóvenes están expuestos a grandes
peligros por las malas lecturas. Satanás induce a los jóvenes y a los
adultos a someterse al ensalmo de historias sin valor. Si se pudiese
quemar buena parte de los libros publicados, ello detendría una plaga
que realiza una obra espantosa mediante el debilitamiento de los
espíritus y la corrupción de los corazones. Nadie es tan firme en los
principios de la justicia que quede a cubierto de la tentación. Todas
estas lecturas sin valor deberían descartarse resueltamente.
El Señor no nos permite dedicarnos a la impresión o venta de
tales publicaciones, pues son un agente de destrucción para muchas
almas. Sé lo que escribo, pues esta cuestión me ha sido presentada
claramente. Que aquellos que creen en el mensaje de nuestro tiem-
po no se dediquen a semejante trabajo con la esperanza de ganar
dinero. El Señor pondría su maldición sobre el dinero así obtenido,
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y esparciría más de lo que se hubiese juntado.
Hay otra clase de impresos más peligrosos que la lepra, más
mortíferos que las plagas de Egipto, contra los cuales deben preca-
verse constantemente nuestras casas editoriales. Al aceptar trabajos
de afuera, ellas deben cuidar de que no se reciban en nuestras insti-
tuciones manuscritos que expongan la ciencia misma de Satanás. No
se dé nunca lugar en nuestras instituciones a obras que expongan las
perniciosas teorías del hipnotismo, espiritismo, romanismo y otros
misterios de iniquidad.
No se coloque en las manos de nuestros empleados nada que
pueda echar una sola semilla de duda sobre la autoridad o pureza de
las Escrituras. En ningún caso dejéis escritos de incrédulos bajo los
ojos de los jóvenes cuya mentalidad propende con avidez a aceptar
lo nuevo. Aunque reportasen las mayores entradas, las tales obras se
publicarían con inmenso déficit.
Permitir que cosas semejantes pasen por nuestras instituciones,
es colocar en manos de nuestros empleados y presentar al mundo
el fruto prohibido del árbol del conocimiento. Es invitar a Satanás
a entrar con su ciencia seductora; es insinuar sus principios en las
mismas instituciones establecidas para el adelantamiento de la santa