Página 157 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Los trabajos comerciales
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Impresos desmoralizadores
Cuando nuestras casas editoriales hacen una gran cantidad de
trabajo comercial, están expuestas al peligro de tener que impri-
mir obras de valor dudoso. En cierta ocasión, mientras mi atención
se concentraba en estas cuestiones, mi guía preguntó a uno de los
hombres que llevan responsabilidad en una de nuestras imprentas:
“¿Cuánto os pagan por este trabajo?” Le fueron presentadas las ci-
fras. Dijo: “Es demasiado poco. Si realizáis negocios en esta forma,
sufriréis pérdidas. Y aun cuando recibierais una suma mayor, esta
clase de escritos no podría publicarse más que con gran déficit. La
influencia que ejercen sobre los obreros es desmoralizadora. Todos
los mensajes que Dios les manda para hacerles comprender el carác-
ter sagrado de su obra quedarán neutralizados por el consentimiento
que otorgáis a la publicación de tales cosas.”
El mundo está inundado de libros que más valdría quemar que
vender. Los libros que hablan de las guerras con los indios y cosas
semejantes, que se publican y venden con la única intención de ganar
dinero, no deberían leerse. Estos libros contienen una potencia fasci-
nadora satánica. Los relatos espeluznantes de crímenes y atrocidades
ejercen una influencia hechizadora sobre la juventud y provocan en
ella el deseo de hacerse célebre por actos de maldad. Aun muchas
obras que son más históricas, no ejercen, sin embargo, mejor influen-
cia. Las enormidades, crueldades y prácticas licenciosas descritas en
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esos libros han sido para muchos como una levadura que los impulsa
a ejecutar actos semejantes. Los libros que describen las prácticas
satánicas de los seres humanos dan publicidad a las malas obras. No
es necesario revivir los horribles detalles de los crímenes y de los
sufrimientos, y ninguno de los que creen en la verdad presente debe
participar en la perpetuación de su recuerdo.
Las novelas de amor y las historias frívolas y excitantes consti-
tuyen otra clase de libros que son una maldición para todo lector.
Puede el autor insertar una buena moraleja, puede también entremez-
clar en su obra sentimientos religiosos. Sin embargo, en la mayoría
de los casos, es Satanás que se disfraza de ángel de luz para engañar
y seducir con más facilidad. El espíritu es afectado en gran medida
por las cosas de que se nutre. Los lectores de las historias frívolas o
excitantes se vuelven incapaces de cumplir los deberes que les in-