Página 179 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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El peligro de las malas lecturas
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de leer lo que no es alimento real para el espíritu. No podemos
trabajar en la obra de Dios con una percepción clara de nuestros
deberes, mientras nuestro espíritu esté ocupado por esta clase de
lecturas. Los que sirven a Dios no debieran gastar tiempo ni dinero
en lecturas livianas. ¿Qué es la paja comparada con el grano?
No tenemos tiempo para las diversiones frívolas ni para satisfa-
cer nuestras tendencias egoístas. Es tiempo de que nos ocupemos en
cosas y pensamientos serios. No podemos contemplar el sacrificio
y la abnegación del Redentor del mundo, y seguir hallando placer
en las cosas livianas, en las bromas e insensateces. Necesitamos
grandemente una experiencia práctica de la vida cristiana. Nece-
sitamos formar nuestro espíritu teniendo en vista la obra de Dios.
Nuestra experiencia religiosa queda determinada en gran medida por
el carácter de los libros que leemos en nuestros momentos libres.
Si amamos las Escrituras, si las escudriñamos cada vez que
tengamos ocasión de hacerlo, para enriquecernos con los tesoros que
contiene, podemos tener la seguridad de que Jesús nos atrae hacia
él.
Son la fuente de la sabiduría verdadera
“Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas sutilezas,
según las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del
mundo, y no según Cristo: porque en él habita toda la plenitud de
la divinidad corporalmente: y en él estáis cumplidos, el cual es la
cabeza de todo principado y potestad.”
Colosenses 2:8-10
.
No podemos ser cumplidos en Cristo y estar dispuestos a recibir
las cosas que provienen de los hombres llamados grandes, y poner
su sabiduría por encima de la del mayor Maestro que el mundo haya
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conocido jamás. Buscar conocimiento en tales fuentes, es querer
beber en una cisterna resquebrajada que no puede retener el agua.
Sea la verdad de Dios el objeto de nuestra contemplación y
meditación. Leamos la Biblia y considerémosla como la voz de Dios
que nos habla directamente. Hallaremos entonces una inspiración y
una sabiduría que provienen de Dios.
La adquisición de un gran número de libros de estudio interpone
demasiado a menudo entre Dios y el hombre un montón de conoci-
mientos que debilitan la mente y la hacen incapaz de asimilar lo que