Página 18 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Joyas de los Testimonios 3
el edificio de vuestro carácter? ¿Habéis estado purificando vuestras
almas de toda mancha? ¿Habéis seguido la luz? ¿Habéis hecho obras
correspondientes a vuestra profesión de fe?
¿Obra en vosotros la gracia enternecedora y subyugadora de
Dios? ¿Tenéis un corazón que pueda sentir, ojos que puedan ver,
oídos que puedan oír? ¿Habrá sido vano lo que la verdad eterna
declara concerniente a las naciones de la tierra? Se hallan bajo la
condenación, preparándose para los juicios de Dios; y en este día,
cargado de resultados eternos, el pueblo escogido para ser el depo-
sitario de una verdad trascendental debiera permanecer en Cristo.
¿Dejáis que vuestra luz brille para iluminar a las naciones que pe-
recen en sus pecados? ¿Comprendéis que estáis defendiendo los
mandamientos de Dios delante de aquellos que los pisotean?
Es posible ser un creyente parcial y formalista, y sin embargo ser
hallado falto y perder la vida eterna. Es posible practicar algunas de
las órdenes bíblicas y ser considerado como cristiano, y sin embargo
perecer por carecer de las cualidades esenciales para el carácter cris-
tiano. Si descuidáis o tratáis con indiferencia las amonestaciones que
Dios ha dado, si albergáis o excusáis el pecado, estáis sellando el des-
tino de vuestra alma. Seréis pesados en la balanza, y hallados faltos.
Os serán retirados para siempre la gracia, la paz y el perdón; Jesús
habrá pasado para nunca más estar al alcance de vuestras oraciones
y súplicas. Mientras dura la misericordia, mientras el Salvador sigue
intercediendo, hagamos una obra cabal para la eternidad.
El regreso de Cristo a nuestro mundo no se demorará mucho.
Sea ésta la nota tónica de todo mensaje.
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Es necesario presentar a menudo a la gente la bienaventurada
esperanza de la segunda venida de Cristo con sus solemnes reali-
dades. Esperar la pronta aparición de nuestro Señor nos inducirá a
considerar las cosas terrenales como nada y vacías.
* * * * *
Pronto se ha de pelear la batalla de Armagedón. Aquel sobre cuya
vestidura está escrito el nombre Rey de reyes y Señor de señores, ha
de encabezar pronto los ejércitos del cielo.
No pueden ya decir los siervos del Señor, como el profeta Daniel:
“El tiempo fijado era largo.”
Daniel 10:1
. Falta ahora muy poco