Página 297 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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a los inconversos, nuestra negligencia puede implicar su perdición.
Nuestros periódicos contienen verdades bíblicas benditas y salva-
doras. Muchas personas pueden contribuir a la venta de nuestros
periódicos. El Señor nos pide a todos que nos esforcemos para sal-
var las almas que perecen. Satanás está obrando; procura seducir
aun a los mismos escogidos; ahora es el momento de trabajar con
vigilancia. Debe darse publicidad a nuestros libros y periódicos;
el Evangelio de la verdad presente debe ser dado sin tardanza a
nuestras ciudades. ¿Cumpliremos con nuestro deber?
Cumplimiento de la gran comisión
Si la vida y la enseñanza de Cristo son el tema de nuestro constan-
te estudio, cada acontecimiento nos servirá de base para un discurso
impresionante. De esta manera predicaba Cristo el Evangelio en to-
das partes; mientras hablaba, su pequeño auditorio aumentaba hasta
transformarse en una multitud. Los evangelistas de nuestro tiempo
deben ser colaboradores de Cristo. Como los primeros discípulos,
ellos tienen la misma seguridad: “Toda potestad me es dada en el
cielo y en la tierra. Por tanto, id, y doctrinad a todos los Gentiles,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu San-
to: enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y
he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Amén.”
Mateo 28:18-20
.
La obra que el pueblo de Dios debe cumplir está mencionada así
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en la Palabra inspirada: “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo
de Dios. Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío a
mi mensajero delante de tu faz, que apareje tu camino delante de ti.”
Marcos 1:1, 2
. “He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en
quien mi alma toma contentamiento: he puesto sobre él mi espíritu,
dará juicio a las gentes. ... No se cansará, ni desmayará, hasta que
ponga en la tierra juicio; y las islas esperarán su ley.”
Isaías 42:1, 4
.
Dios invita a los hombres a escudriñar diligentemente las exi-
gencias de su ley. Su Palabra es sagrada, infinita. La causa de la
verdad debe progresar como una lámpara que arde. Un estudio con-
cienzudo de la Palabra hará conocer la verdad. El pecado y el error
no podrán permanecer, pero la ley de Dios será justificada. “Así dice
el Dios Jehová, el Creador de los cielos, y el que los extiende; el