Página 353 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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La escuela de médicos evangelistas de Loma Linda
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escuela acreditada para producir médicos capacitados para rivali-
zar con los del mundo. Los estudiantes deben recibir enseñanzas
prácticas. Cuanto menos contéis con los métodos del mundo, mejor
será para los estudiantes. Debiera cultivarse principalmente el arte
de cuidar a los enfermos sin hacer uso de medicamentos tóxicos y
de acuerdo a la luz que Dios ha dado. No es necesario hacer uso de
medicamentos tóxicos para tratar a los enfermos. Los estudiantes
deberían salir de la escuela sin haber sacrificado los principios de la
reforma pro salud ni su amor hacia Dios y la justicia.
Los que desean proseguir con éxito la obra médico misionera en
relación con la obra del mensaje del tercer ángel deben estimar cada
vez menos la enseñanza según el ideal del mundo. Debe enseñárseles
a obedecer a la conciencia y cuando sigan concienzuda y fielmente
los buenos métodos en el tratamiento de las enfermedades, esos
métodos terminarán por ser reconocidos como preferibles a los que
están en boga y que implican el uso de drogas tóxicas.
Actualmente, no debemos tratar de rivalizar con las escuelas
de medicina del mundo. Si lo hiciésemos, nuestras perspectivas de
éxito serían muy pocas. No estamos en situación de crear grandes
facultades de medicina. Por otra parte, si seguimos los métodos
de práctica médica según el uso del mundo, exigiendo honorarios
elevados como lo hacen los médicos del mundo, nos alejaremos
de los planes según los cuales Cristo quiere que ejerzamos nuestro
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ministerio en favor de los enfermos.
Debería haber en nuestros sanatorios hombres y mujeres inteli-
gentes, capaces de enseñar los métodos de Cristo. Bajo la dirección
de maestros competentes y consagrados, los jóvenes pueden ser he-
chos participantes de la naturaleza divina y aprenderán a huir de la
corrupción que reina en el mundo por la concupiscencia. Se me ha
mostrado que deberíamos tener un número mayor de mujeres capa-
ces de tratar especialmente las enfermedades de su sexo, y muchas
enfermeras que puedan cuidar a los enfermos de un modo sencillo,
sin usar drogas.
No está de acuerdo a las instrucciones dadas en el Sinaí que los
médicos deban cumplir el oficio de parteras. La Biblia nos muestra
a parturientas atendidas por otras mujeres, y así debiera ser siempre.
Debiera instruirse a mujeres y prepararlas de manera que puedan
desempeñar con éxito el cargo de parteras y de médicas junto a