Página 373 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

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Frente a la ley dominical
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y en las casas particulares. Puede trabajarse de casa en casa. Los que
escriben pueden, en aquel día, redactar artículos para los periódicos.
Cuando sea posible, se celebrarán reuniones religiosas, y se las
hará intensamente interesantes. Hablad con fuerza y seguridad del
amor del Salvador, y cantad verdaderos himnos de despertamiento
religioso. Hablad de la temperancia y de la vida religiosa genuina.
Aprenderéis así el arte de trabajar y alcanzaréis a muchas almas.
Consagren los maestros de nuestras escuelas el domingo al traba-
jo misionero. Se me ha mostrado que así podrán desbaratar los planes
del enemigo. Celebren los maestros, en compañía de sus alumnos,
reuniones para aquellos que no conocen la verdad. Lograrán más así
que de cualquier otro modo.
Dios nos ha dado instrucciones muy claras en cuanto a nues-
tra obra. Debemos proclamar la verdad con respecto al sábado de
Jehová, y reparar la brecha que fué abierta en la ley. Debemos hacer
cuanto podamos para ilustrar a los ignorantes; pero jamás debemos
asociarnos a hombres del mundo para recibir ayuda financiera.
Acerca de los hijos de Israel leemos: “Saquélos pues de la tierra
de Egipto, y trájelos al desierto; y díles mis ordenanzas, y declaréles
mis derechos, los cuales el hombre que los hiciere, vivirá en ellos.” Y
díles también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para
que supiesen que yo soy Jehová que los santifico. Mas rebeláronse
contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis
ordenanzas, y desecharon mis derechos, los cuales el hombre que los
hiciere, vivirá en ellos; y mis sábados profanaron en gran manera;
dije, por tanto, que había de derramar sobre ellos mi ira en el desierto
para consumirlos.
“Pero en atención a mi nombre hice porque no se infamase a la
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vista de las gentes, delante de cuyos ojos los saqué. Y también yo
les alcé mi mano en el desierto, que no los metería en la tierra que
les dí, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas
las tierras; porque desecharon mis derechos, y no anduvieron en
mis ordenanzas, y mis sábados profanaron: porque tras sus ídolos
iba su corazón. Con todo los perdonó mi ojo, no matándolos, ni
los consumí en el desierto; antes dije en el desierto a sus hijos: No
andéis en las ordenanzas de vuestros padres, ni guardéis sus leyes,
ni os contaminéis en sus ídolos. Yo soy Jehová vuestro Dios; andad
en mis ordenanzas, y guardad mis derechos, y ponedlos por obra: y