Página 382 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

Basic HTML Version

El espíritu de independenci
Antes de salir de Australia, y desde que vine a este país, se me ha
indicado que hay una gran obra que hacer en Estados Unidos. Los
que participaron en los comienzos de la obra van desapareciendo.
Quedan entre nosotros solamente unos pocos de los primeros obre-
ros de la causa. Muchas de las pesadas cargas que antes llevaban
hombres de larga experiencia, están recayendo sobre hombres más
jóvenes.
Esta transferencia de las responsabilidades a obreros cuya ex-
periencia es en cierto modo limitada, va acompañada de algunos
peligros contra los cuales necesitamos precavernos. En el mundo
imperan las contiendas por la supremacía. El espíritu que impulsa a
los hombres a apartarse de sus colaboradores, el espíritu de desorga-
nización está en el mismo aire que respiramos. Algunos consideran
que todos los esfuerzos hechos para hacer reinar el orden son peli-
grosos, y los tienen por restricción de la libertad personal, algo que
debe ser temido como el papismo. Estas almas engañadas conside-
ran que es una virtud jactarse de su libertad de pensar y de actuar
independientemente. Declaran que nada aceptarán porque lo diga
algún hombre; y que a nadie están sujetos. Se me ha indicado que
Satanás hace un esfuerzo especial para inducir a los hombres a sentir
que agradan a Dios al seguir su propia conducta, con independencia
del consejo de sus hermanos.
En esto estriba un grave peligro para la prosperidad de nuestra
obra. Debemos obrar discreta y sensatamente, en armonía con el
juicio de consejeros temerosos de Dios; porque es la única conducta
que nos garantice seguridad y fortaleza. Si seguimos otra, Dios no
[406]
podrá obrar con nosotros, ni por nuestro medio o en favor nuestro.
¡Oh, cómo se regocijaría Satanás si lograse tener éxito en sus
esfuerzos para penetrar entre este pueblo y desorganizar la obra en
Manuscrito leído ante los delegados de la Asociación General en Wáshington, D.C.,
el 30 de mayo de 1909.
Testimonios para la Iglesia 9:257-261 (1909)
.
378