Página 68 - Joyas de los Testimonios 3 (2004)

Basic HTML Version

64
Joyas de los Testimonios 3
Los jóvenes han de ser misioneros
No se pase por alto a los jóvenes; déjeselos participar en el tra-
bajo y la responsabilidad. Hágaseles sentir que tienen que contribuir
a beneficiar a otros. Aun a los niños debe enseñárseles a hacer pe-
queñas diligencias de amor y misericordia para los que son menos
afortunados que ellos.
Ideen los sobreveedores de la iglesia planes por los cuales la
juventud pueda aprender a emplear los talentos que le han sido
confiados. Hagan los miembros de más edad en la iglesia una obra
ferviente y compasiva por los niños y jóvenes. Apliquen los ministros
toda su inteligencia a idear planes por los cuales los miembros más
jóvenes de la iglesia puedan ser inducidos a cooperar con ellos en la
obra misionera. Pero no se imaginen que pueden despertar su interés
predicándoles un largo sermón en la reunión misionera. Deben idear
planes por los cuales se pueda despertar vivo interés. Tengan todos
[69]
una parte que desempeñar. Enséñese a los jóvenes a hacer lo que
se les indique, y traigan de semana en semana sus informes a la
reunión misionera, contando lo que hayan experimentado y el éxito
que por la gracia de Cristo hayan obtenido. Si tales informes fuesen
traídos por personas que trabajasen con consagración, las reuniones
misioneras no serían áridas ni tediosas. Rebosarían de interés y no
faltarían asistentes.
En toda iglesia, los miembros deben ser adiestrados de tal ma-
nera que dediquen tiempo a ganar almas para Cristo. ¿Cómo puede
decirse de la iglesia: “Vosotros sois la luz del mundo,” a menos que
sus miembros estén realmente impartiendo luz?
Despierten y comprendan su deber los que están encargados del
rebaño de Cristo, y pongan a muchas almas a trabajar.
Despiértense las iglesias
Pronto se realizarán cambios peculiares y rápidos, y el pueblo
de Dios debe estar dotado del Espíritu Santo para que, con sabiduría
celestial, pueda hacer frente a las emergencias de esta época y hasta
donde sea posible contrarrestar los movimientos desmoralizadores
del mundo. Si la iglesia no se duerme, si los discípulos de Cris-