Página 151 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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Principios establecidos por Elena G. de White...
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¿Estáis esperando que vuestros méritos os recomienden al favor
de Dios, y que debéis estar libres de pecado antes que podáis confiar
en su poder para salvar? Si ésta es la lucha que se desarrolla en
vuestra mente, temo que no obtengáis ninguna fortaleza, y que final-
mente os desaniméis. Así como se levantó la serpiente de bronce en
el desierto, así Cristo fue elevado para atraer a todos los hombres a
sí. Todos los que miraron aquella serpiente, el medio que Dios había
provisto, fueron sanados; de manera que en nuestra pecaminosidad,
en nuestra gran necesidad, debemos “mirar y vivir”.
Aunque nos demos cuenta de nuestra condición desesperada sin
Cristo, no debemos estar desanimados; debemos depender de los
méritos de un Salvador crucificado y resucitado. Alma pobre, enfer-
ma de pecado y desanimada, mira y vive. Jesús ha comprometido
su palabra; él salvará a todos los que vienen a él. Vayamos pues
confesando nuestros pecados, trayendo frutos de arrepentimiento.
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Jesús es nuestro Salvador hoy. El intercede por nosotros en el
lugar santísimo del santuario celestial, y él nos perdonará nuestros
pecados. Espiritualmente hablando, hará para nosotros toda la dife-
rencia del mundo el que dependamos de Dios, sin dudas, como de
un seguro fundamento, o que tratemos de encontrar alguna justicia
en nosotros mismos antes de venir ante él. Apartad la vista del yo y
fijadla en el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo. Es
pecado dudar. La menor incredulidad, si se acaricia en el corazón,
envuelve el alma en la culpa y trae grandes tinieblas y desánimo...
Algunos sienten que deben estar a prueba y demostrarle al Señor
que están reformados antes de reclamar su bendición. Pero estas
queridas almas pueden reclamar la bendición de Dios ahora mis-
mo; deben obtener su gracia, el espíritu de Cristo para ayudarlos
en sus debilidades, o de otra manera no pueden formar caracteres
cristianos. Jesús quiere que vayamos a él tales como somos: peca-
dores, desvalidos, necesitados. Afirmamos que somos hijos de la
luz, no de la noche o de las tinieblas; ¿qué derecho tenemos a la
incredulidad?—
The Review and Herald, 22 de abril de 1884
.
Miércoles, 14 de noviembre de 1883: La verdadera religión
significa conformidad con la voluntad de Dios
—Algunos están
siempre mirándose a sí mismos en lugar de mirar a Jesús; pero,
hermanos, necesitáis ser revestidos de la justicia de Cristo. Si confiáis
en vuestra propia justicia seguramente seréis débiles; pues estáis