Página 190 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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Capítulo 22—Énfasis en el tema de la salvación
1890-1908
La provisión de salvación
—Las penitencias, las mortificacio-
nes de la carne, la constante confesión del pecado sin arrepentimiento
sincero, los ayunos, las fiestas religiosas y las ceremonias externas
que no van acompañados de una verdadera devoción: todas estas
cosas no tienen valor alguno. El sacrificio de Cristo es suficiente; él
hizo una ofrenda total y eficaz a Dios, y el esfuerzo humano sin el
mérito de Cristo no tiene valor alguno. No solamente deshonramos
a Dios siguiendo esta conducta sino que destruimos nuestra utilidad
presente y futura. El dejar de apreciar el valor de la ofrenda de Cristo
tiene una influencia degradante: esteriliza nuestras expectativas y
nos priva de nuestros privilegios, nos induce a recibir teorías insegu-
ras y peligrosas concernientes a la salvación que fue comprada para
nosotros a un precio infinito. Pero no debe entenderse que el plan de
salvación consiste en que el poder divino se comunica a la persona
para hacer que su esfuerzo [empeño] humano tenga éxito total.
Ser perdonados en la forma en que Cristo perdona es no sola-
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mente ser perdonados, sino ser renovados en el espíritu de nuestra
mente. El Señor dice: “Te daré un corazón nuevo”. La imagen de
Cristo debe ser estampada en la mente misma, en el corazón y en el
alma. El apóstol dice: “Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”.
1
Corintios 2:16
. Sin el proceso transformador que puede venir sólo
por medio del poder divino, las tendencias originales a pecar perma-
necen en el corazón con toda su fuerza para forjar nuevas cadenas,
para imponer una esclavitud que nunca podrá ser quebrantada por el
poder humano. Pero los hombres nunca podrán entrar en el cielo con
sus viejos gustos, inclinaciones, ídolos, ideas y teorías. El cielo no
sería un lugar de gozo para ellos, pues todas las cosas contrariarían
sus gustos, apetitos e inclinaciones, y se opondrían dolorosamente a
los rasgos naturales y cultivados de su carácter.
La felicidad es el resultado de la santidad y la conformidad con
la voluntad de Dios. Los que desean ser santos en el cielo, deberán
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