Página 198 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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Mensajes Selectos Tomo 3
que corrompió a un gran número de ángeles y conquistó la simpatía
de ellos para su causa egoísta. Cuando tentó a Cristo en el desierto
declaró que estaba santificado, que era un ángel santo de los atrios
celestiales; pero Jesús no fue engañado con sus pretensiones, ni
tampoco lo serán los que viven de toda palabra que sale de la boca
de Dios.
Dios no aceptará una obediencia caprichosa e imperfecta. Los
que afirman que están santificados, y sin embargo apartan su oído
para no oír la ley, demuestran que son los hijos de desobediencia, cu-
yos corazones carnales no están sujetos a la ley de Dios, ni tampoco
lo pueden estar.—
Manuscrito 40, 1894
.
[227]
Fe y buenas obras: 1895
—Nuestra aceptación por parte de Dios
es segura solamente por medio de su amado Hijo, y las buenas obras
son únicamente el resultado de la obra de su amor perdonador. Las
obras no son ningún crédito para nosotros, y no se nos concede
nada debido a nuestras buenas obras por lo cual podamos reclamar
una parte en la salvación de nuestras almas. La salvación es un
don gratuito de Dios al creyente, que le es concedido solamente por
Cristo. El alma atribulada puede encontrar paz por medio de su fe en
Cristo, y su paz estará en proporción a su fe y confianza. No puede
presentar sus buenas obras como un mérito para la salvación de su
alma.
¿Pero no son las buenas obras de ningún valor? El pecador que
todos los días comete pecado impunemente, ¿es considerado por
Dios con el mismo favor como aquel que por medio de la fe en Cristo
lucha por lograr su integridad? Las Escrituras contestan: “Somos
hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”.
Efesios
2:10
.
En su divina disposición, en virtud del favor inmerecido del
Señor, él ha ordenado que las buenas obras sean recompensadas.
Somos aceptados sólo por los méritos de Cristo; y los actos de
misericordia, las acciones de caridad que realizamos, son los frutos
de la fe, y llegan a ser una bendición para nosotros; pues los hombres
serán recompensados de acuerdo con sus obras.
Es la fragancia de los méritos de Cristo lo que hace aceptable
para Dios nuestras buenas obras, y es la gracia la que nos capacita
para hacer las obras por las cuales él nos recompensa. Nuestras obras