Página 199 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

Basic HTML Version

Énfasis en el tema de la salvación 1890-1908
195
en sí mismas, y por sí mismas, no tienen ningún mérito. Cuando
hemos hecho todo lo que nos es posible hacer, debemos considerar-
nos como siervos inútiles. No merecemos ninguna gratitud de parte
[228]
de Dios. Solamente hemos hecho lo que es nuestro deber hacer, y
nuestras obras no podrían haber sido hechas con la fuerza de nuestra
propia naturaleza pecaminosa.
El Señor nos ha pedido que nos acerquemos a él y él se acercará
a nosotros; y acercándonos a él recibimos la gracia por la cual
podemos hacer las obras que serán recompensadas por él.—
The
Review and Herald, 29 de enero de 1895
.
Rodeados por la atmósfera del cielo: 1898
—“Nosotros le
amamos a él, porque él nos amó primero”.
1 Juan 4:19
. La ver-
dadera conversión, la verdadera santificación, causarán el cambio
de nuestras opiniones y sentimientos mutuos y hacia Dios. “No-
sotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con
nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece
en Dios, y Dios en él”.
vers. 16
. Debemos acrecentar nuestra fe.
Debemos conocer la santificación del Espíritu. Debemos buscar a
Dios con oración ferviente, para que el Espíritu divino pueda obrar
en nosotros. Dios entonces será glorificado por el ejemplo del agente
humano. Seremos entonces colaboradores con Dios.
La santificación del alma, del cuerpo y del espíritu nos rodeará
con la atmósfera del cielo. Si Dios nos ha escogido desde la eternidad
es para que podamos ser santos; limpia nuestra conciencia de obras
muertas para servir al Dios vivo. No debemos, de ninguna manera,
hacer del yo nuestro dios. El se dio a sí mismo para morir por
nosotros, a fin de que pudiera purificarnos de toda iniquidad. El
Señor continuará esta obra de perfeccionamiento en nuestro favor si
permitimos que nos controle. El hace esta obra para nuestro bien y
para la gloria de su propio nombre.
La importancia de una fe sencilla e implícita
—Debemos dar
un testimonio vivo ante la gente, presentándoles la simplicidad de
[229]
la fe. Debemos tomar literalmente la palabra de Dios y creer que
él hará precisamente como ha dicho. Si él nos castiga es para que
podamos ser participantes de su naturaleza divina. El llevar a cabo
en nosotros una obra diaria de santificación compenetra todos los
designios y planes divinos. ¿No percibiremos la obra que nos toca
hacer? ¿No presentaremos a los demás su deber, el privilegio que