Página 243 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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La indumentaria y el adorno
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Las mujeres jóvenes que se liberan de la esclavitud de la moda
serán ornamentos en la sociedad. La que es sencilla y sin pretensión
en su vestir y en sus maneras, muestra que entiende que la verda-
dera dama se caracteriza por su valor moral
Manuscrito 106, 1901
,
publicado en la.—
The Review and Herald, 20 de marzo de 1958
.
La negación de sí mismo en el vestido es parte de nuestro deber
cristiano. El vestir en forma sencilla, absteniéndose de la ostenta-
ción de las joyas y ornamentos de toda clase, está en consonancia
con nuestra fe. ¿Estamos nosotros entre el número de quienes ven
la insensatez de los mundanos al satisfacer la extravagancia en el
vestido así como en el amor a las diversiones? Si es así, debemos
pertenecer a la clase de personas que rehúye todo lo que constituye
una sanción de este espíritu, el cual toma posesión de las mentes y
los corazones de quienes viven para este mundo solamente, y que no
dedican ningún pensamiento ni tienen ningún cuidado por el mundo
venidero.—
Testimonies for the Church 3:366
.
¿A dónde estamos siendo arrastrados?
Una hermana que pasó algunas semanas en una de nuestras
instituciones de Battle Creek, dijo que se había sentido muy desilu-
sionada con lo que vio y oyó allá. Ella había pensado encontrar a un
pueblo mucho más avanzado que las iglesias más jóvenes, tanto en
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el conocimiento de la verdad como en experiencia religiosa. Habia
esperado obtener mucha instrucción que pudiera llevar consigo a
sus hermanas en la fe en un Estado distante. Pero se vio sorprendida
y apenada por la liviandad, la mundanalidad y la falta de devoción
que encontró por todas partes.
Antes de aceptar la verdad, había seguido las modas del mundo
en su vestir, y había usado joyas costosas y otros adornos; pero al
decidir que obedecería la Palabra de Dios, sintió que sus enseñanzas
requerían poner a un lado todo adorno extravagante y superfluo. Se
le enseñó que los adventistas no usan alhajas, oro, plata o piedras
preciosas, y que ellos no se conforman con las modas mundanas en
su vestir.
Cuando ella vio entre los que profesan la fe una separación tan
grande de la sencillez bíblica, se sintió aturdida. ¿No tenían ellos la
misma Biblia que ella había estado estudiando, y con la cual se había