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Mensajes Selectos Tomo 3
suculentos o grasosos, y que lo que se gasta en satisfacer el apetito
debe ponerse en la tesorería de Dios. Esto significará que los que se
niegan a sí mismos atesorarán una recompensa en el cielo. Vi que
Dios estaba purificando a su pueblo.
El orgullo y los ídolos deben ser puestos a un lado. Vi que los
alimentos suculentos, pesados, estaban destruyendo la salud de los
cuerpos, arruinando la constitución física, y acarreando un gran
despilfarro de recursos.
Vi que había muchos en el pueblo remanente que eran enfermi-
zos, y que estaban así por complacer su apetito. Si queremos tener
buena salud, debemos manifestar especial cuidado con la salud que
Dios nos ha dado, negarnos a satisfacer el apetito malsano, comer
menos alimentos refinados, y comer alimentos íntegros (enteros, con
cáscara, con fibra) y libres de grasa
Entonces cuando os sentéis a
la mesa, podréis de todo corazón pedir a Dios su bendición sobre los
alimentos, y recibiréis fuerza de los alimentos íntegros y comple-
tos. Dios se alegrará de bendecirlos bondadosamente, y resultarán
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benéficos para el que los recibe.
Vi que debíamos orar como Salomón lo hizo: “Manténme del
pan necesario [conveniente]” (
Proverbios 30:8
), y que al hacer la
oración debemos ponerla en práctica. Buscad alimentos sencillos
y esenciales para la salud, libres de grasa. Tales alimentos serán
convenientes para nosotros.
Hay algunos observadores del sábado que hacen un dios de sus
estómagos. Malgastan sus medios para obtener alimentos suculentos,
pesados, grasosos. Vi que tales personas, si finalmente se salvan,
conocerán lo que es el deseo opresivo, a menos que repriman sus
apetitos y coman para la gloria de Dios. Hay sólo pocos que comen
para gloria de Dios.
¿Cómo pueden los que tienen una torta y una masa de pastel llena
de grasa pedir la bendición de Dios sobre ella, y entonces comerla
para la gloria de Dios? Se nos ordena hacer todas las cosas para la
gloria de Dios. Debemos comer y beber para su gloria.—
Manuscrito
3, 1854
.
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[
Un estudio cuidadoso y comparado de los escritos de la Sra. White parece indicar
que al usar la palabra “grasa” ella se refería a las grasas animales, tales como el tocino
(la manteca de cerdo) y el sebo o grasa de vaca. Léase
Consejos sobre el Régimen
Alimenticio, 421-423
.
]