Capítulo 33—El debido uso de los Testimonios sobre
la reforma pro salu
Creo plenamente que el fin de todas las cosas es inminente, y que
debe emplearse toda facultad que Dios nos ha dado en el servicio
más sabio y más elevado a él. El Señor ha llamado a un pueblo del
mundo para prepararlo no sólo para un cielo santo y puro, sino para
capacitar a sus miembros mediante la sabiduría que él les dará, para
ser colaboradores con Dios en la tarea de preparar a un pueblo que
esté en pie en el día de Dios.
Se ha dado gran luz sobre la reforma pro salud, pero es esencial
que todos traten este tema con sinceridad y sabiduría. En nuestra
experiencia hemos visto a muchos que no han presentado la reforma
pro salud de una manera tal que produzca la mejor impresión sobre
aquellos que ellos quisieran que recibieran sus puntos de vista. La
Biblia está llena de consejos sabios, y aun el comer y beber recibe la
debida atención en ella. El más alto privilegio que el hombre puede
tener es el de ser participante de la naturaleza divina, y una fe que
nos una en una fuerte relación con Dios amoldará de tal manera
nuestra mente y nuestra conducta que lleguemos a ser uno con Cristo.
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Nadie debe, por complacer un apetito intemperante, satisfacer sus
gustos de tal manera que debilite alguna de las obras delicadas de la
maquinaria humana y así incapacite la mente o el cuerpo. El hombre
es la posesión adquirida del Señor.
Si somos participantes de la naturaleza divina, viviremos en
comunión con nuestro Creador y valoraremos todas las obras de
Dios que indujeron a David a exclamar: “Estoy admirable y maravi-
llosamente hecho”.
Salmos 139:14 (KJ)
No debemos considerar
los órganos del cuerpo como nuestra propiedad individual, como si
nosotros los hubiéramos creado. Todas las facultades que Dios ha
dado al cuerpo humano deben ser apreciadas. “No sois vuestros...
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios
en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
1
Corintios 6:19-20
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