Página 284 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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Capítulo 34—Peligros espirituales y físicos por la
complacencia de los apetitos
Cambios debidos al uso de la carne
La carne de animales no fue el alimento original del hombre.
A éste se le permitió comerla después del diluvio, porque toda la
vegetación había sido destruida. Pero la maldición pronunciada sobre
el hombre, sobre la tierra y sobre todo ser viviente, ha producido
cambios extraños y asombrosos, y desde el diluvio la raza humana ha
estado acortando su período de vida. La degeneración física, mental
y espiritual está aumentando rápidamente en estos días finales.—
Manuscrito 3, 1897
.
El gusto y el juicio han sido corrompidos
No conocéis el peligro de comer carne simplemente porque
vuestro apetito lo reclama. Al participar el hombre de este régimen,
coloca en su boca algo que estimula pasiones que no son santas.
Emociones impías llenan la mente, y las percepciones espirituales
se anublan, pues la complacencia propia tiende a corromper el gusto
y el juicio. Al servir en vuestra mesa esa clase de alimentos vais en
contra de la voluntad de Dios. Se produce una condición de cosas
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que os inducirá a desatender los preceptos de la ley de Dios...
Pero no es un asunto fácil vencer las tendencias heredadas y
cultivadas. El yo es dominante, y lucha por la victoria. Pero las
promesas son para “el que venciere”. El Señor presenta el camino
correcto, pero él no obliga a nadie a obedecer. El deja al arbitrio
de quienes ha concedido la luz, recibirla o despreciarla; pero la
conducta de los tales es seguida por seguros resultados. La causa
debe producir efectos...
Descansa sobre los padres la más solemne obligación de con-
formarse con los hábitos correctos en el comer y beber. Presentad
delante de vuestros hijos alimentos sencillos y sanos, evitando to-
do lo que sea de una naturaleza estimulante. Los efectos que un
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