Página 307 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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La ciencia y la revelación
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no puede crear los materiales y hacerlos servir a su propósito, si el
gran Diseñador celestial no se hubiera anticipado dándole las ideas
que aparecieron por primera vez en su imaginación.
El Señor ordena que las cosas vengan a la existencia. El fue el
primer diseñador. No depende del hombre, sino que bondadosamente
pide la atención de éste, y coopera con él en diseños progresivos y
más elevados. Pero luego el hombre se atribuye a sí mismo toda la
gloria, y es exaltado por sus semejantes como un genio muy notable.
No mira más arriba que el hombre. La causa primera y única es
olvidada...
Temo que tengamos ideas completamente pobres y comunes.
“He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener”.
[357]
2 Crónicas 6:18
. Que nadie sé aventure a limitar el poder del Santo
de Israel. Existen conjeturas y preguntas con respecto a la obra de
Dios. “Quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás,
tierra santa es”.
Éxodo 3:5
. Sí, los ángeles son ministros de Dios
sobre la tierra, que hacen su voluntad.
Todas las cosas aparecieron delante de él a su mandato
En la formación de nuestro mundo, Dios no dependió de ninguna
materia o sustancia preexistente. “Lo que se ve fue hecho de lo
que no se veía”.
Hebreos 11:3
. Por el contrario, todas las cosas,
materiales o espirituales, aparecieron delante del Señor Jehová a su
voz, y fueron creadas por su propio propósito. Los cielos y toda la
hueste de ellos, la tierra y todas las cosas que hay en ella, son no
solamente la obra de sus manos, sino que vinieron a la existencia
por el aliento de su boca.
El Señor ha dado evidencias de que por su poder podría en un
momento, disolver toda la estructura de la naturaleza. Puede trastor-
nar todos los objetos, y destruir las cosas que el hombre ha formado
de la manera más firme y sustancial. El “arranca los montes..., y no
saben quién los trastornó; el remueve la tierra de su lugar, y hace
temblar sus columnas”.
Job 9:5-6
. “Las columnas del cielo tiemblan,
y se espantan a su reprensión”.
Job 26:11
. “Los montes tiemblan
delante de él, y los collados se derriten”.
Nahúm 1:5
.—
Manuscrito
127, 1897
.
[358]
Léase
Joyas de los Testimonios 3:259-261
;
La Educación, 95-97, 165-168
.—
Nota
de la Redacción
.