Página 317 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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Capítulo 42—El alquilar nuestros templos a otras
denominaciones
El sábado pasado hizo una semana que cumplí un compromiso
de hablar en la iglesia de San Francisco. Tuvimos una reunión
excelente. Parecía haber un ferviente deseo de escuchar e interés en
las palabras que se decían.
Esta es la primera vez que he hablado en la iglesia de San Fran-
cisco desde el terremoto y el incendio. El edificio estaba en una
condición mucho mejor que la que esperaba encontrarlo. La sala de
reuniones es grande y está bien conservada. El piso de la plataforma
y del frente está alfombrado con Bruselas rojas. La alfombra está
bien conservada, y se la mantiene con una apariencia agradable. El
púlpito está bien arreglado.
Tu abuelo y yo fuimos los que trazamos los planes para erigir
este edificio. Unas pocas personas más se unieron con nosotros, y
todos trabajamos juntos de la mejor manera en que pudimos hacerlo.
Existen grandes ventanas con vidrios de color que ayudan a dar
una buena apariencia. El bautisterio está hermosamente arreglado.
Detrás del púlpito la pared se abre hacia atrás sobre goznes, de
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manera que el bautisterio queda a la plena vista del auditorio. No
puedo expresar mi agradecimiento a Dios por haber preservado
esta gran casa de culto a través del terremoto y del incendio. La
apreciamos mucho ahora.
La iglesia se renta para celebrar servicios presbiterianos los
domingos. Esto resulta a veces un poco inconveniente para nosotros,
pero como la casa de culto de ellos fue destruida, se sienten muy
agradecidos por el privilegio de usar la nuestra.
En algunas de las habitaciones inferiores se lleva a cabo la obra
de un dispensario, y hay salas de tratamiento bien equipadas. La
obra que se ha hecho aquí ha sido una bendición para muchos,
especialmente después del incendio.—
Carta 18a, 1906
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