Lecciones de la experiencia de hacer frente a la crisis de la ley dominical...
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Cuando hombres que están convencidos rechazan la luz, siguen
sus propias inclinaciones y consideran el favor de los hombres por
encima del favor de Dios, hacen lo mismo que hicieron muchos en
el tiempo de Cristo...
Los mandamientos no deben ser ignorados a fin de pasarlo
bien
—Cristo es nuestro ejemplo. La determinación del Anticristo
de proseguir la rebelión que inició en el cielo continuará actuando
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en los hijos de desobediencia. Su envidia y su odio contra los que
obedecen el cuarto mandamiento se harán cada vez más acérrimos.
Pero el pueblo de Dios no debe ocultar su estandarte. No deben
ignorar los mandamientos de Dios, y a fin de pasarlo bien no deben
ir con la multitud que hace el mal. Deben ser cuidadosos de no
condenar a sus hermanos en la fe que son firmes, inconmovibles,
que siempre abundan en la obra del Señor...
Los que abandonan a Dios para salvar sus vidas serán abandona-
dos por él. Al tratar de salvar la vida cediendo al error, perderán la
vida eterna.
El afecto natural hacia parientes y amigos no debe inducir a
ningún alma que ve la luz a rechazarla, deshonrando a Dios el
Padre y a Jesucristo, su Hijo Unigénito. Toda posible excusa para la
desobediencia será ideada por hombres que, como hicieron muchos
en los días de Jesús, eligieron el favor de los hombres antes que el
favor de Dios. Si alguien elige esposa o hijos, padre o madre, antes
que a Cristo, esa elección permanecerá por los siglos eternos, con
todo su peso de responsabilidad...
El alma que haya tenido luz en cuanto al sábado del Señor, su
monumento conmemorativo de la creación, y para salvarse de los
inconvenientes y del reproche haya escogido permanecer desleal, ha
vendido a su Señor; ha deshonrado el nombre de Cristo; ha decidido
estar del lado de los ejércitos del Anticristo. Junto con ellos, en el
último gran día, se hallará fuera de la ciudad de Dios. No se hallará
con los leales, veraces y justos en el reino de los cielos.
Todos los que tengan fe genuina serán probados. Tendrán que
abandonar casas y tierras, y aun sus propios parientes, debido a la
acerba oposición. “Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la
otra—dijo Cristo—; porque de cierto os digo, que no acabaréis de
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recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del
Hombre”.
Mateo 10:23
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