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Mensajes Selectos Tomo 3
El Anticristo—los que se exaltan en contra de Dios—senti-
rán su ira
—Cuanto mayor es la influencia del hombre para el bien,
bajo el control del Espíritu de Dios, tanto más determinado estará
el enemigo a satisfacer su envidia y celo hacia aquel por medio de
la persecución religiosa. Pero todo el cielo está del lado de Cristo,
no del Anticristo. Dios honrará a los que lo aman y están dispuestos
a ser participantes con Cristo en sus sufrimientos. El Anticristo, es
decir todos los que se exaltan a sí mismos contra la voluntad y la
obra de Dios, sentirán, en el tiempo señalado, la ira de Aquel que se
dio a sí mismo para que no pereciesen sino que tuvieran vida eterna.
Dios registrará en el libro de la vida a todos los que perseveren en la
obediencia, a todos los que no vendan sus almas por dinero o por
los favores de los hombres.—
Manuscrito 9, 1900
.
[460]
[
Véase
Testimonies for the Church 5:711-718
;
Joyas de los Testimonios 2:318-
325
.—
Los compiladores
.
]
[
A. T. Jones y otros.
]
[
Véase también
Primeros Escritos, 32-35
, para la visión de 1847 sobre la importancia
del sábado.
]
[
El Congreso de la Asociación General del año 1889 se llevó a cabo en Battle Creek,
del 18 de octubre al 5 de noviembre. El sábado 2 de noviembre Elena de White habló por
la mañana sobre (
Apocalipsis 13
), “sentando en forma clara la posición del pueblo de
Dios para este tiempo con respecto a las leyes dominicales”. El sábado por la tarde leyó
pasajes de
Testimonies,
y además un sermón del Congreso de 1883 con respecto al mismo
asunto. Ninguna de ambas presentaciones fue motivo de un informe.—
Los compiladores
.
]
[
En el tiempo en que se escribió este manuscrito los adventistas de algunos de
los Estados del sur eran perseguidos por la violación de las leyes dominicales vigentes.
Algunos de estos adventistas se negaron a pagar las multas impuestas, y fueron puestos
en cuadrillas de presos encadenados.
]
Véase
Joyas de los Testimonios 3:395-400
: “Frente a la ley dominical”.
No serán ya un testimonio, pues en ese tiempo ya no podrán ser muertos. Léase
Primeros Escritos, 282-284
.—
Nota de la Redacción
.